martes, 31 de enero de 2012

Rendirse al Amor

O cómo liberarse de prejuicios

Nuestra vivencia cotidiana, no se escapa ni por un instante de nuestra experiencia personal, cada día que pasa vamos avanzando, como quien no quiere y no se da cuenta,… caminamos hacia nuevos parámetros.

Casi todos los humanos tenemos una resistencia innata al cambio, aunque en el fondo sabemos que es lo único que realmente prevalece. Vamos creciendo, vamos madurando como personas, como parejas y/o familias, incluso maduramos como empresas y como colectivos, hacia una liberación que nos permita vivir cada día con más alegría y bienestar, con menos problemas, miedos, angustias, estrés, con más salud, con más sonrisas y felicidad,…

Lo que no sabemos de entrada es que esto que empezamos a desear es, en el fondo, el principio de nuestro gran cambio, un cambio de actitud ante la vida, un cambio que, hasta que no digamos un SÍ de verdad, difícilmente se producirá.

Nos cuesta porque venimos cargados de prejuicios heredados y adquiridos,… de todos los tipos y colores, éstos vienen camuflados a veces en forma de aptitudes, habilidades, creencias o patrones que, aunque nos han dotado de herramientas y experiencias y por lo tanto, aparentemente, son beneficiosos para nosotros,… cuando los observamos con curiosidad y más en profundidad, descubrimos que lo que en realidad hemos hecho es protegernos, ponernos corazas, hacernos los fuertes, dur@s, invencibles,… para poder agradarnos y agradar, para poder engañarnos y engañar (sin querer).

Actualmente muchos de nosotros hemos visto romperse en añicos estas corazas y protecciones, hemos visto cómo muchas de nuestras creencias se las llevaron los vientos de los tiempos actuales, cómo la mayoría de nuestras virtudes también escondían miedos y a veces rabias y odios camuflados, cómo los prejuicios dejaban de serlo porque también necesitábamos no sentirnos juzgados, para no sentir que el falso suelo que habíamos pisado durante muchos años se nos estaba hundiendo (crisis de salud, económica, de pareja, de valores, con nosotros mismos,…) y nos estábamos quedando desnudos y sin protección ante un nuevo mundo desconocido.

Cuando llegas a este estado de soledad, de desespero, de incomprensión, de dolor y heridas del pasado, de miedos rebeldes, de vacío cercano al absoluto, siempre aparece en algún lugar, dentro o fuera de nosotros, una chispita de luz, un “algo” que nos hace pensar que, a lo mejor, SÍ existe la posibilidad de vivir el día a día con alegría, jugando… Para sentir esta chispita hay que estar atentos, puede aparecer tras los ojos de un niño, un hermoso amanecer o un día de lluvia, un SMS, o una frase de un libro,… cuando la sintamos empezaremos a vivir sin temer perder ni ganar nada, simplemente viviendo, sintiendo y con ello empezando a amar de forma mucho más pura, más auténtica, sin capas, ni corazas, sin protecciones, ni seguros, sin prejuicios, ni creencias, un poco como lo hacen los niños.

Así, cuando nos damos el permiso de cambiar, aún sintiendo que lo hemos perdido todo, poco a poco empezamos a sentir que, desde este vacío, nuestro corazón empieza a llenarse, a amar y ser amado, a ser una nueva persona, abierta a una nueva dimensión, la que sea,… ¡qué más da!, porque dentro empezamos a sentirnos bien, a sentirnos felices, alegres, a reír, a estar más sanos, a enamorarnos de nuestra pareja, de nuestros hijos, de nuestro trabajo, de la vida, a amar desde un corazón nuevo capaz de volver a tener ilusiones y desde aquí sentir latir en nuestro interior la fuerza de la creación de un mundo nuevo para nosotros y los demás.

Que disfrutéis de esta deliciosa experiencia.

Ignasi

Juega a ser tú mismo

El Ser Humano lleva milenios intentando encontrarse a sí mismo. Han transcurrido muchos imperios, culturas, filosofías y religiones; hoy, en pleno siglo XXI, seguimos buscándonos sin demasiado éxito.

Recientemente, hemos conocido movimientos, técnicas, terapias, modelos,… que intentan acercarnos a nuestro ser interno, que nos ayudan, a través del encuentro con nuestro niñ@ interior, a ser cada vez más, nosotros mismos.

Somos seres que nos hemos complicado la existencia dividiéndonos a nosotros mismos en tres planos, el físico, el mental y, cada vez más, el espiritual. Estamos atravesando según países, niveles sociales, niveles culturales,… rachas de culto al cuerpo, mediante dietas, deportes de todo tipo, fórmulas mágicas para todas las necesidades y los que están en ello, saben de alguna forma que esto no les llena completamente, ni les hace sentir la alegría de vivir que desean.

También disponemos de corrientes de pensamiento y de comportamientos de todo tipo, desde los más tribales hasta filosóficos y no digamos teológicos o incluso transcendentales. Las hay de todos los tipos, tantos, que enumerarlos ocuparía muchas páginas, tenemos tendencia a catalogarnos y colocarnos en nuestra casilla correspondiente.
Otros, más espirituales, están en religiones, en determinadas escuelas y/o corrientes de crecimiento y, leen, buscan, meditan, practican honrosamente la búsqueda del dios de su corazón, de la unidad con el Universo y con la Naturaleza, de la fusión de almas,…

Puede que ahora nos toque simplificar, aceptar de una vez por todas lo que somos y dejar de pelearnos con nosotros mismos, dejar de castigar nuestro cuerpo, dejar de reformatear nuestro cerebro y dejar de buscar con complicadas herramientas y métodos nuestra paz y equilibrio interiores.

Ha llegado el momento de empezar a disfrutar de la Vida en toda su plenitud, de creernos que Ser Felices es un derecho de todos los humanos, que cuerpo – mente – alma sean uno y por lo tanto que la sensualidad y la “famosa” sexualidad sean integradas en nuestro ser, no sólo como elementos de conquista y de disfrute, sino como parte esencial de nuestras vidas, tanto individualmente como en pareja.

La sexualidad puede ser, si lo deseamos, tan placentera físicamente como queramos, puede también ayudarnos a sanar nuestros cuerpos y mentes y, por descontado, será tan Sagrada y Divina como lo es la propia Vida.

Disfrutar y gozar TOTALMENTE de nuestro sexo, sin miedos, sin sentimientos de culpabilidad, sin prejuicios, abierta y sanamente y, porqué no, espiritualmente, es el objetivo, la meta deseada que muchos de nosotros ya hemos aceptado.

Llegó el tiempo de aprender, desde lo sencillo y natural, a jugar con la vida, de aprender a vivir jugando con el día a día, con cada instante, sintiendo y gozando el presente y elevando nuestro cuerpo a su máxima expresión, la Felicidad y la Unidad completas.

Esto es lo que quiero y espero transmitiros con alguno de mis artículos y con algunos futuros talleres.

Os deseo lo mejor

Ignasi

jueves, 26 de enero de 2012

Corazón escritor


Hace días que siento la necesidad de escribir, el deseo de plasmar mucho más que ideas o pensamientos, quiero aparcar mi mente por un rato y poder, o por lo menos intentar, escribir desde mi corazón.

Son días, semanas, meses,… años quizás, que llevo escuchando una voz en mi interior que me agrada y me asusta a la vez, una voz que intenta decirme algo importante, voy a intentar escucharla y transmitir lo que me dicta de la mejor manera posible.

Siento que los humanos estamos donde estamos porque así lo hemos elegido, de forma consciente o inconsciente estamos viviendo aquello que deseamos, en toda su plenitud y manifestación.

Ciertamente la lucha entre lo que pensamos y lo que sentimos nos llega a sorprender, a confundir e incluso a crisparnos hasta hacernos estallar.

Parece todo muy difícil, si nuestro punto de mira es limitado y se centra mucho en todo lo que nos dijeron, en lo que creemos, en nuestros miedos y temores, en los deseos y en los apegos que tenemos a cosas, pensamientos y personas; no lo parece tanto cuando adquirimos perspectiva y adoptamos la actitud de vivir el presente en toda su intensidad, cada instante como si fuera el único de nuestra existencia, cada momento como algo mágico, cuando vivimos con la alegría y/o el dolor de cada momento, jugando a ser lo que de verdad queremos ser.

Hay dos formas de vivir y un paso intermedio, esto es lo que mi corazón viene diciéndome hace tiempo y que tanto he tardado en escuchar,… espero tardar menos en vivirlo.

Existe un inmenso estercolero fangoso, maloliente, asqueroso y un hermoso prado lleno de hierbas y  flores con toda una inmensidad de olores y sensaciones agradables.

La mayoría de nosotros vivimos en el cenagal; dolencias, miedos, tabúes, viejas creencias, rabias, odios, juicios, prejuicios, enfermedades, problemas con el dinero, con las personas, con los hijos, la pareja, los padres, los compañeros,… la lista es interminable.

En este inmenso cenagal los hay que están hundidos, ahogándose, con la mierda (perdonad la expresión, que por cierto repetiré varias veces) hasta el cuello; otros retozan como cerdos, plácidamente en él; algunos intentan salir de allí, se levantan, resbalan, se vuelven a ensuciar, buscan formas de salir, se desesperan o esperan el momento y lugar para volver a intentar escaparse; muchos creen que solo existe esta mierda en la vida de cada uno y se enfadan, pelean, luchan y protestan por estar allí, pero no hacen nada por salir del estercolero, porque creen que fuera de él, simplemente hay más mierda todavía. Hay estercolero para todos los gustos y para todas las necesidades.

Los que intentan salir de allí, tarde o temprano han de pensar hacia donde quieren ir, debe haber otra alternativa, otro lugar mejor, un estímulo, una ilusión para intentarlo primero y para volcarse luego en cuerpo, mente y alma hasta su consecución.

Los que quieren salir de allí han oído hablar de otro lugar donde los humanos son felices, disfrutan de la vida, se tumban sobre los verdes prados rodeados de flores con aromas exquisitos, sienten la humedad del rocío y disfrutan del sol del mediodía, juegan, ríen, se abrazan, se aman,… gozan.

A los del cenagal, nos resulta muy difícil poder creer en ello, porque rompe con todo lo que creíamos válido, con lo que considerábamos normal, con lo común, muchas veces con lo ancestral,… el paraíso no existe,… esto sólo es para unos pocos privilegiados,… ¡qué habrán tenido que hacer para conseguirlo!,… a veces, demasiadas veces, nos resulta más fácil creer en el dolor, en la enfermedad y en la desgracia (es lo normal) que en el placer, la salud y la alegría.

A cada uno le llega su momento de desear la felicidad, puede ser más pronto o más tarde, pero, pudiéndolo alcanzar antes, ¿porqué esperar al final de nuestras vidas?

Cuando tomamos firmemente consciencia de la necesidad de cambiar, debemos dar el sí algún día, el prometernos los cambios para mañana no nos ayudará nunca a conseguirlos; un buen día, por la razón que sea, por un clic, por un hecho, por… algo, diremos que sí al cambio hacia una nueva vida: una vida donde todo tiene sentido, donde el amor se corresponde con la alegría y la felicidad, donde si estás bien por dentro, también lo estás por fuera, donde ganas gozando cada instante, con alegría, jugando a ser tu mismo, arriesgándote sin miedo, venciendo los viejos temores.

Lo que nos ocurre es que, para dar este paso, sentimos que nos falta algo, estamos sucios de la mierda pasada y no nos sentimos preparados para revolcarnos en la hierba, para gozar de las flores,… para sentirnos parte de la Naturaleza, nos hace falta un buen baño.

El baño en estos casos requiere de agua corriente, no de agua estancada que se ensuciará y no nos dejará lo limpios que deseamos estar. Una ducha o un baño en un río, debajo de una cascada, agua que corre, que fluye,… nos concederá la sensación de ser dignos merecedores del paraíso, de la nueva vida.

El fluir es toda una filosofía de vida, ancestral en algunas culturas, primordial en algunas formas de vivir orientales, como en la filosofía Zen (no pienses, no juzgues, déjate fluir).

Fluir es dejarse llevar, es dejarse lavar, es dejar que la porquería de tu cuerpo y de tu alma sea arrastrada a veces suavemente, otras frotando duro, hacia el mar que lo sanará. Fluir es dejar de pensar en todo lo que llevamos puesto y sentir la liberación de quitarnos de encima un montón de peso, de mierda, de pesadillas acumuladas durante años de mala vida. Fluir es dejarse amar por el Universo y la Naturaleza que harán de sanadores; fluir es confiar y entregarse a dejar de ser “el que eras”, para Ser, no el “que quieres ser”, si no, el que “eres de verdad”.

Fluir es abrirse desde la gratitud a lo nuevo y maravilloso del día a día, por absurdo que pueda parecer, por necio que pueda resultar.

¿Ninguno de vosotros, queridos lectores de mi corazón, habéis tenido que agradecer con el tiempo, algo que, en su momento, os pareció una desgracia?

Fluir en el agua es una forma maravillosa de empezar a sentirse limpio y sanar cuerpo, mente y alma, fluir es dejarse llevar por la esencia más pura de lo que somos en realidad, una proyección de la esencia universal hecha hombre o mujer, gracias a la Madre Naturaleza.                                                                                            

Es en este fluir, en este confiar, en el dejarse llevar por el corazón y el alma, cuando el ser humano toma consciencia de sí mismo y de lo que realmente es importante en su vida; dejamos de aferrarnos a todo aquello que ya no nos es de utilidad y empezamos a sentirnos más niños, más puros.

Es desde esta esencia,… de una escondida niñez, cuando tendremos ganas de jugar con lo nuevo que nos depara cada día, cuando los problemas dejarán de serlo, cuando las soluciones vienen gracias a la sincronicidad, cuando la salud es un reflejo de la alegría de vivir, de oler, de gustar, de tocar, de abrazar, de amar y ser amados, de dar y recibir, de tomar sólo aquello que nos apetece e ignorar aquello que no nos aporta nada.

Cuando por fin empezamos a sentirnos niños, aunque sea a ratos, la recompensa es grande y, retozar sobre la fresca hierba, oler las flores, sentirse libre, limpio, sin cargas, empieza a hacerse realidad.

Que lo gocéis plenamente.

Ignasi

domingo, 22 de enero de 2012

El poder de la ilusión

Las personas que estamos inmersas en el mundo del crecimiento personal nos pasamos la vida buscando, ensayando y utilizando herramientas, sistemas,… que contribuyan a nuestra mejora. Hoy tenemos a nuestro alcance métodos de todo tipo: físicos, mentales, emocionales, espirituales, mágicos, artísticos,… y si nos pusiéramos a enumerarlos, la lista ocuparía todo este artículo y probablemente nos olvidaríamos de algunos.

Casi todos coinciden en decirnos que la mayor fuerza, el mayor poder para cambiar y crecer lo tenemos dentro, reside en nuestro interior, al igual que nuestro maestro, que nuestro dios, que…

Miles de años y miles de fórmulas de todo tipo, pero probablemente muy pocas tan poderosas como la ilusión, una fuerza tan sencilla y por ello tan poco conocida, tan obvia y tan descuidada, tan humilde y tan sublime.

La ilusión la vemos especialmente reflejada en las caras y los ojos de los niños, ellos son el más fiel recuerdo de nuestras ilusiones perdidas, días de fiesta, regalos, momentos especiales, risas y un largo etcétera, que, recordándolos, son capaces de despertar y hacernos sentir la ilusión en el corazón de un niño.

Luego de más mayores podemos seguir sintiéndola por un amor, por un trabajo, por una carrera, un viaje, un coche, unas vacaciones, el último pago de,… o cuando nos hacemos mayores, por unos nietos, unos días en familia, la visita de un amigo,…

La ilusión está siempre presente en nuestras vidas, aunque la mayoría de las veces terminemos olvidándola, dejándola para los más jóvenes, para los “ilusos” y, lo que es peor, pensando que no sirve de nada, que la realidad es así de dura, que nada se puede hacer, que la cuestión es ir tirando.

La pérdida de la ilusión conlleva tristeza, enfermedad, depresión, cansancio, estrés, nos atrae despacio hacia la muerte de las emociones, del alma y puede que también del cuerpo.

Sin embargo, si nos damos permiso para, a cualquier edad y bajo cualquier circunstancia, tener ilusiones, nuestra vida dará un giro total, nos rejuveneceremos, nos adelgazaremos si es lo que deseamos, recuperaremos la salud, sentiremos la vida fluir por nuestras venas, su energía invadirá cada una de nuestras células y neuronas, la alegría nos permitirá vivir la vida de otra forma, las dificultades se empequeñecerán, las respuestas aparecerán, la magia y lo sublime volverán a existir en nuestras vidas, incluso podremos volver a enamorarnos de nuestra pareja o reiniciar una nueva vida…, lo difícil y lo imposible se harán realidad, el dios/diosa de nuestro corazón volverá a manifestarse en toda su grandeza.

Puede parecer utópico e “ilusorio”, porque… tuve una embolia, porque tengo un cáncer, porque me he arruinado, mi marido me ha abandonado, mi hijo es drogadicto, me van a embargar el piso, no llego a final de mes, me han despedido del trabajo, se terminó el paro,… y todas las desgracias que se os puedan ocurrir y más, y más… son excusas para no gozar de la ilusión.

Hay personas tetraplégicas que lo superaron, seres que vencieron el cáncer, que rehicieron su vida amorosa, que tuvieron una gran idea, que se hicieron ricos,… la vida está llena de libros que hablan de casos así y todo gracias a la ilusión.

Niñ@ - Ilusión – Amor - Fuerza – Creación, una vieja y olvidada fórmula para rehacer nuestras vidas.

Con todo nuestro amor.
Ignasi

miércoles, 18 de enero de 2012

Para tí, mujer…

La igualdad entre hombre y mujer lleva siglos de conflictos, de torturas, lapidaciones, injusticias y discusiones; hoy en pleno siglo XXI, en la nueva era de Acuario, seguimos luchando, hombres y mujeres por el mismo tema ancestral.

La Mujer sigue buscando el equilibrio de distintas formas: buscando la igualdad con el hombre, intentando superarlo, luchando como Mujer… para no someterse a él, solo unas pocas saben que crecer como Mujeres es lo único que las puede hacer grandes.

Ahora queremos ir, desde lo más sencillo y natural, a lo más divino, por el camino más llano y menos complicado, queremos generar al encuentro de la Mujer consigo misma.

Sabemos que la Mujer es una plasmación maravillosa de la divina feminidad, de la Madre Naturaleza, de la Belleza, de la Abundancia, de la Armonía,… de la apertura de sentidos y corazón, su cuerpo y alma sensuales están creados para dar y recibir, dar amor, dar vida y recibir amor y vida a la vez.

Queremos contribuir a que la Mujer pierda el miedo a serlo de verdad, que no necesite esconder su diosa para competir en un mundo de hombres y de viejas costumbres, que brillando como tal consiga triunfar en este mundo, que en este proceso “sus” hombres, su entorno y todas sus creaciones gocen de descubrir las maravillas de lo Femenino y a su vez aprendan a respetarlo, amarlo y venerarlo.

La igualdad deberá nacer desde lo más profundo, cambiando y mejorando las creencias más arraigadas, los valores, la esencia, lo interior y espiritual, lo físico y sensual, la relación con la pareja, la sexualidad y con ello conseguir que la Mujer descubra su grandeza y estimule al hombre a descubrir la suya desde lo más profundo.

Mujeres reflejo de la belleza exterior e interior, compañeras, amantes, madres, trabajadoras, líderes y emprendedoras, sensuales y divinas, este es el “sueño” por el que apostamos, un sueño que tú, Mujer, puedes realizar si quieres mejorar tu vida y romper con los viejos esquemas existentes, ¡un sueño que ahora puedes hacer realidad!

Con todo mi amor,

Ignasi

domingo, 15 de enero de 2012

El hombre que quieres ser

Es cierto que los hombres venís dominando el mundo desde hace milenios, que las mujeres casi siempre han estado a vuestra disposición y servicio, como madres, hermanas, amigas, compañeras, amantes, esposas, madres de vuestros hijos y también como enfermeras de vuestros cuerpos y almas.

Es cierto que no tenéis la culpa de ello, que la herencia genética, la civilización, la sociedad os impuso unas normas que vosotros habéis obedecido fielmente.

También es cierto que ahora mismo algunos empezáis a estar desconcertados ante la evolución de algunas mujeres, mujeres que reclaman el derecho a ser amadas como tal y desde la igualdad más absoluta.

La vida no os ha sido fácil, la guerra entre lo racional y lo emocional os ha dejado derrotados a la mayoría.

Ahora algunos estáis empezando a escuchar el silencio, a amar lo desconocido e incomprensible a simple vista, os salen lágrimas cuando veis a un bebé, delante de algunas escenas de cine o cuando abrazáis suavemente a vuestra amada, empezáis a descubrir un mundo mezcla de masculino y femenino, inusual, extraño, a veces divino.

No temáis, no sois raros, estáis empezando a desarrollar a la mujer que lleváis dentro y a su vez a fortalecer el Hombre que sois. Estáis descubriendo que la igualdad parte de la diferencia, que lo ideal es la Unión entre ambas partes, dentro de uno mismo para luego proyectarlo y atraerlo desde fuera.

El Hombre de hoy necesita perder el miedo a dejar de serlo, necesita saber que, volviéndose sensual, tierno, romántico, espiritual, creativo es más Hombre y se acerca más al gran propósito de su vida.

Ser compañero, jefe, líder, amante, esposo, hijo y padre desde esta dualidad es la culminación de un trabajo de siglos.

Los Hombres de hoy deseáis serlo; puede faltaros algo de tiempo, valor o decisión, pero la mayoría saben que éste es el camino.

Ponto podré contribuir a este propósito de muchos Hombres, facilitando este avanzar por el camino desde la vivencia, la experiencia individual o en grupo, compartiendo con otros sus logros y sus dudas, haciéndoos sentir mejor el mundo en qué vivís, desde la alegría de vivir jugando el día a día con los vuestros y gozando de la plenitud de vuestra nueva y merecida masculinidad.

Ignasi

viernes, 13 de enero de 2012

SUEÑOS: Un cuento de amor

Hace días tuve un sueño, un extraño sueño, donde hombres y mujeres se amaban y eran felices, su vida era como un juego, estaban alegres, jugaban entre ellos, jugaban con sus padres y con sus hijos, jugaban con los compañeros de trabajo, con la vida...

No eran seres extraños de otro tiempo, ni de otro planeta, eran humanos de la tierra en pleno siglo XXI. Trabajaban 8 o más horas (algún día), se cansaban como todos, tenían los mismos problemas con sus padres, hijos y familiares que tiene todo el mundo, debían cuidarse para estar sanos, dicho de otra manera, eran normales.

Pero había algo extraño en ellos, gozaban de una excelente salud, siempre estaban de buen humor, las cosas les iban bien, tenían tiempo para todo,… se les veía felices.

Extraño sueño en un mundo inhóspito, en una sociedad en crisis económica, con crisis de valores, en un mundo de cambios climáticos y lleno de extraños virus que se adueñaban de los más débiles.

En el sueño me sorprendió ver una extraña pareja, feliz, alegre y juguetona. ¿Qué era lo que les hacía sentirse felices?  Los observé atentamente durante todo el día y al despertar anoté lo que había vivido con ellos; estos fueron mis apuntes:

Al sonar el despertador a las 7 de la mañana, él la miraba dulcemente con ojos amorosos,  se arrimaba a ella en la cama, la envolvía suavemente con sus brazos y le daba un dulce beso en la frente; al primero, le sucedían pausadamente otros muchos en los párpados cerrados de la bella durmiente, en la mejilla… hasta provocar en ella un dulce despertar; ella se movía muy femenina, se acurrucaba más junto a él y empezaba a regalarle también dulces besos acompañados de un “buenos días, Amor”.

Unos minutos de caricias y suspiros, la mano de él, más atrevida, le acariciaba un seno o se posaba discretamente sobre su sexo, ella se complacía y le devolvía el cariñito, se miraban, se besaban, se deseaban un buen día y se levantaban.

Ella iba al aseo a ducharse y él preparaba el desayuno, hacía su plegaria matinal en la terraza de su piso y se iba al baño para contemplar la desnudez de su amada, darle algunos besos más, decirle lo hermosa y divina que era y se aseaba mientras ella se arreglaba y vestía.

Roces, besos, miradas picaronas, lo vi a él dándole un besito en la suave nalga de su amada cuando se estaba vistiendo; definitivamente les gustaba jugar y empezaban a calentarse mutuamente…, pasión y ardor que se notaban en su respiración; era una delicia contemplarlos.

Desayunaban en familia, con sus hijos, que compartían la ilusión de sus padres; una de las hijas decía, “cuando tenga novio, me gustaría que él me mirase como papá te mira a ti”, dirigiéndose a su madre.

El juego entre ellos acababa de empezar; pronto se separarían para ir a trabajar, después de dejar los hijos en el autocar del colegio.

Subían todos al coche, charlaban, reían, hacían comentarios divertidos del colegio, de la última película, de lo que fuera…, él tenía la magia de poder transformarlo todo en alegría y ella le seguía compinchándose con él, tocando su pierna, acariciando su mano, intercambiando miradas. La alegría se había adueñado de sus corazones.

Al llegar a la puerta del trabajo, se daban un dulce y largo beso, se decían palabras bonitas en voz baja, “tengo ganas de volver a tenerte entre mis brazos”, “ deseo volver acariciar tu cuerpo desnudo”, “te quiero”, “te adoro”,… una retahíla de cursiladas para los no entendidos.

Su jornada laboral era muy curiosa, contagiaban la alegría a todos sus compañer@s, eran rápidos y eficientes, trataban de una forma muy especial a sus clientes, proveedores, bancos y también acreedores, que también los había… no eran momentos aparentemente fáciles para ninguno de los dos…  

Por la mañana, dos SMS, “no puedo olvidarme de ti, te amo”; respuesta “eres mi diosa”,…

¿Qué extraño lenguaje estaba utilizando la pareja de mi sueño?

Empecé a comprender que entre ellos había mucho más que obligaciones, responsabilidades, compromisos, deberes,… entre ellos había un ingrediente poco común: estaban jugando a vivir el día a día en cuerpo, mente y alma, todo a la una. Ambos respiraban paz, salud, vitalidad, alegría, sensualidad,… magia.

Los mensajes se sucedieron a la hora de comer y a media tarde; el último fue “te deseo con toda mi alma”.

Se inició la vuelta al hogar: él recogía a los niños, merienda, charla con los hijos, deberes,… llegada de ella a casa, besos, cariñitos, y todos al sofá durante 10 minutos; seguían con los deberes y el estudio compartidos, duchas de sus hijos, gritos como “!mamá! …¿vienes?, ¡mira como me están creciendo los pechos,…! Risas de papá y comentarios del hermano; entre ellos todo era natural y alegre, fresco, divertido, él preparaba la cena y el pequeño ponía la mesa, ella estaba con su hija adolescente, recogiendo ropa y ordenando cosas.

Llegaba otro ritual sagrado para ellos, la mesa: disfrutaban comiendo cosas sencillas, una verdura, unas tortillas, unas tostadas, ¡sorpresa, papá había comprado helados para todos de postre!, risas, tertulia, sobremesa,… todos la recogían y ponían los platos en el lavavajillas, paso previo para volver a sentarse en el sofá, algunos días, televisión si encontraban alguna serie para todos que terminase hacia las 10; otros días, con la tele apagada, sesión de abrazos, mimos en grupo, risas, cosquillas, comentarios del día, del colegio, del trabajo, era un espectáculo verlos tan felices cariñosos y juguetones.

El y ella se iban cruzando miradas con mensajes ocultos (que con la clarividencia del sueño interpreté como: “qué feliz soy contigo”, “mira la niña que bien está”, “pronto estaremos solos los dos”,” te deseo, mi amor”,)… era una danza femenina de colores, en presencia de lo masculino, seguridad, paz, calor,… con un fondo musical de estrellas y cascabeles, puro goce el verlos.

Era medianoche y me desperté del sueño con lágrimas en los ojos, ¡Cuánto desearía tener una familia así! ¡Cuánto daría por conseguirlo! ¿Y si yo probara a cambiar…?  El espectáculo era pura belleza, puro amor, con un encanto añadido, lo divino ¡era tan sencillo!...

Quería parecerme a él y tener una familia como aquella, una mujer-diosa como la suya, bella, femenina, juguetona, profunda y alegre, feliz y cariñosa, inteligente, madre,…

Lloré largo rato y, entre lágrimas, volví a ese sueño que me tenía cautivado.

Papás e hijos sentados en las camas, penumbra, una luz lejana de una lámpara de sal acompañaba el momento sagrado de bendecir y despedir el día…; en el silencio de la noche se oía un ¿de qué damos las gracias hoy?... y todos empezaban a agradecer lo acontecido durante la jornada, incluso cosas tan sencillas como lo buena que estaba la verdura, lo agradable del chaparrón de mediodía,… bostezos, besitos de buenas noches y los pequeños a dormir, con un te quiero en boca de cada uno de ellos.

Salieron los dos de la habitación cogidos de la mano, al llegar al salón se miraron, suspiraron y se sentaron en el sofá abrazándose de una forma difícil de explicar, parecían hechos con moldes, se acoplaban a la perfección; sus cansados cuerpos se curvaban sensualmente adaptándose el uno al otro de una forma maravillosa, todo encajaba…, brazos, manos, cabezas, hombros,… los oí suspirar tras un día agotador, compinchados en un cálido abrazo donde sobraban las palabras y el silencio se transformaba en la mejor comunicación entre ellos.

Suaves besitos, mucho amor; me pareció ver como de esta fusión surgía un halo luminoso que transformaba su entorno en algo brillante, resplandeciente, unidos eran como un arco iris, donde curvas, luz, color, sensaciones se fundían de una forma insólita, dando lugar a una armoniosa danza del amor.

Empezaron a hablar suavemente a contarse las cosas del día, a crear y construir juntos, como compañeros, su vida; hablaban de ilusiones y proyectos, de los hijos, del mañana…, escuché como ella le decía “¡qué bien estoy contigo!”, empezaron a besarse, primero suave, luego más intensamente, me sorprendí al verlos, de la más exquisita dulzura pasaron rápidamente a la pasión más desenfrenada, sus cuerpos se movían de forma lujuriosa, se deseaban, él la apretaba todavía más entre sus brazos…, entonces con una mirada de complicidad, se levantaron los dos, ella fue al baño, él cerró las luces, preparó la cama y entró también al baño, los oí reírse en voz baja… y por respeto a ellos decidí dejarlos jugar…, aunque fuera un sueño, su intimidad merecía un sagrado respeto.

Cuando me desperté estaba sudado, me sentía extraño, era una sensación distinta a las normales de otros días…,

Sentía una plenitud intensa que se apoderaba de mí con cada minuto que pasaba. Se despertaron en mí las ansias de escribir, de hacer más real aquello que podía haber sido sólo un sueño. Empecé a escribir estas líneas… Mi cabeza y mi corazón latían al unísono… quizás aquel sueño era una llamada de mi interior para darme la oportunidad de, sencillamente, cambiar mi vida, mi perspectiva…, de darme la oportunidad de ser verdaderamente feliz, de vivir cada momento de mi vida con intensidad, con alegría y sabiendo, desde lo más profundo de mi alma, que cada minuto cuenta, que cada instante es un suspiro mágico de vida, que yo no podía desperdiciar…

Quizás eso que parecía un paraíso inalcanzable, era posible, empezando a danzar, en el día a día, cada vez un poco más con el amor y la ilusión..., quizás eso que podía parecer una quimera para algunos, podía ser real tan sólo deseándolo desde el corazón de todas mis células, aburridas ya de tanta rutina…

Quizás, sólo quizás,… valía la pena desearlo e intentarlo… aunque sólo fuera un día...

Ignasi