martes, 29 de diciembre de 2015

LOS/LAS BUENOS AMANTES NO PIENSAN, SIENTEN

 Puede que muchos lectores piensen que para ser un o una buen/a amante hace falta leer muchos tips, muchos consejos, muchas técnicas y sobre todo mucha práctica… nada más lejos de la realidad; para ser un buen amante, tanto, si eres hombre como mujer, solo se precisan unas pocas condiciones: sentir con el cuerpo, con la mente, con las emociones y el alma.

Estamos en una sociedad donde valoramos más el pensar y el hacer que el ser y el sentir, y, en consecuencia, la sexualidad también cayó en esta encerrona.

El buen sexo es aquel en el que quien lo da siente, está presente, disfruta, vive intensamente todos y cada uno de sus sentidos: mira, observa, curiosea, descubre todas las maravillas que encierra el cuerpo del otro, por fuera y por dentro, sabe escuchar la música, las palabras, los latidos del corazón, la respiración, los suspiros y jadeos, siente lo que la piel del otro le está susurrando,  aprecia los olores de su pareja, sudor,  genitales, menstruación… y gusta de enriquecerlos con aceites aromáticos, pétalos, hierbas, frutas, especies… sabe saborear besando, lamiendo, chupando o sorbiendo los labios de arriba, también los de abajo, el sexo, las manos, los pies, el cuello, le gusta comer sobre tu cuerpo o beber un buen vino en tu ombligo... y sabe tocar, disfruta haciéndolo, puede llegar a un orgasmo masturbándote o acariciando tu pecho.

El/la buen amante, ama reinventarse, crear, imaginar, fantasear y sobre todo jugar cada día.

El/la buen amante no tiene porque ser un experto en sexo oral, ni en sexo anal, ni saber del arte de atar, puede no conocer las mejores maneras de someterte o entregarse, o puede que sólo sepa unas pocas posturas del Kamasutra y que no haya practicado nada de Tantra, que el porno clásico no le guste y le fastidie que le digan cómo ha de hacer el amor, porque ama reinventarse, crear, imaginar, fantasear y sobre todo jugar cada día.

Quienes son buenos amantes disfrutan hasta el éxtasis dejándose llevar por el placer de sentir y de hacerte sentir, de sorprenderse a sí mismos/as a cada instante y por lo tanto de sorprenderte a ti, pueden llevarte al orgasmo con un dedo del pie o con la nariz o hacerte sentir muy felina mordiéndote la nuca; sus manos pueden ser suaves como plumas cuando te acarician o muy firmes cuando te sujetan, sabe como tocar tu cuerpo y cuando lo hace intuye lo que tus suspiros le están diciendo… ¡me gusta!, ¡más intenso!, ¡estás loca!, te quiero…

Le surgen infinitas imágenes, juegos, fantasías que anhela sentir y vivir algún día contigo

Su forma de sentir con la mente es la de aprender desde el primer día, porque es curioso/a y esta cualidad infantil le ha llevado a buscar, ver, leer, preguntar, escuchar, consultar, curiosear, experimentar…y puesto que es creativo/a, le surgen infinitas imágenes, juegos, fantasías que anhela sentir y vivir algún día contigo. Como que el/la buen amante es abierto/a y le gusta comunicarse, compartirá sus sueños y aspiraciones contigo, te seducirá para embriagarte con ellas y llevarte al terreno donde el sexo, el amor, el juego, la pasión, los sentimientos y el alma se funden, comulgan.

Estos seres tan especiales, además de poderosos, son tremendamente vulnerables, no tiene miedo y por ello pueden manifestarse tal cual son, sin corazas, sin máscaras, auténticas… puedes sentir como se emocionan acariciándote, sentirás caer sus lágrimas de emoción sobre tu piel desnuda, sabrán reír incluso en los momentos más álgidos del sexo, sentirás en tu cuerpo como vibran, se emocionan, comprenden, escuchan, compadecen de corazón, te ofrecen todo lo que tienen…

Y además son conscientes de lo que viven y sienten, por ello son agradecidos, saben pedir con confianza y ofrecer con generosidad, saben pisar la tierra y mirar al cielo y sentir el deseo de fundirse con las estrellas.

“Aquel día las yemas de mis dedos me transmitían íntegramente todos los mensajes del cuerpo de ella, no sé porqué sentían su calma, su abandono, su paz y la mecían suavemente deslizándose, casi flotando, bailando sin tocar el suelo sobre su cara, sus párpados, su cuello, sus senos… parecía que de la punta de cada dedo emanara una suave y cálida brisa que acariciaba su piel, mis dedos envidiaban el aleteo de la mariposa y se contoneaban sensualmente buscando el despertar de la belleza, el amanecer de sus deseos.

Se arqueó suspirando, gimiendo por el dulce placer y sin abrir los ojos entendí que deseaba recibir otras sensaciones de mis excitantes yemas. Los dedos, las manos cambiaron suavemente el ritmo, ya no pensaba, sólo sentía y bailaba con ellas, buscando instintivamente sus zonas de placer, dibujando mapas obscenos sobre su piel, despertando susurros y jadeos de lujuria y placer, subiendo la fragancia sensual de su cuerpo, embriagándome con sus aromas, humedeciendo mis manos, mojando mi sexo.

Nuestra respiración se aceleró, íbamos al mismo ritmo, los acordes de nuestros cuerpos, nuestros latidos, jadeos, palabras sonaban todas rítmicamente componiendo una melodía embriagadora y sensual, sentí que su clímax se acercaba y “algo me dijo”: cambia.

Dejé de acariciarla y me puse sobre ella, mirándola en silencio, con una sonrisa en los labios y pensando lo mucho que deseaba penetrarla… tuvo una pequeña convulsión y me dijo: te quiero dentro, poséeme amor, quiero ser tuya. Sentí que debía hacerla esperar y la besé con dulzura para proseguir con un beso apasionado de los que te piden aliento para suspirar, me estaba poniendo a mil y sentí que a ella le pasaba lo mismo.

Lentamente coloqué mi pene sobre la humedad de su sexo y suavemente, sin dejar de besarla, fui entrando en su interior, sintiendo el placer de su abrazo genital, el calor húmedo de sus entrañas… Otra vez sentí que debía hacerlo todo con mucha calma, empujé a fondo y me quedé quieto con todo mi sexo en el suyo, sintiendo el placer de ser su prisionero y de saber que pronto moriría allí. Inicié una suave y lenta rotación de mi cintura, dándole con la punta de mi pene un ligero toque que acariciaba su interior, su respiración empezó a acelerarse y la mía a sincronizarse con la suya, era algo muy profundo, una sensación especial que me hacía sentir como si fuera penetrando poco a poco sus entrañas, buscando los latidos de su corazón, cada vez más cercano.

Le dije cosas que olvidé y ella me dijo: sigue así, sigue así… qué dulce, que lento, que…. y estalló, me dejé ir y estallé también cuando ella aún estaba en su dulce muerte, la abracé para morir con y en ella”.

Los buenos amantes no son fáciles de encontrar porque alguien los descubrió antes que tu… pero sepas que existen y lo mejor de todo, tú podrías ser uno/una de ellos.

Ignasi Tebé

Terapeuta, escritor y facilitador de talleres y cursos para Hombres, Singles y Parejas

Tel/WhatsApp 667 761 640, Mail: conexión@ignasi-aurea.com

viernes, 13 de noviembre de 2015

¡ESTO SÍ ES UN ORGASMO!

Bendito orgasmo de Cérvix.


El orgasmo de cérvix es muy probablemente el orgasmo menos conocido por las mujeres, al hallarse éste en un lugar bastante escondido y profundo; por ello, este tipo de orgasmo ha sido ignorado durante mucho tiempo y es en honor a las mujeres por lo que creo que ya es hora de hablar de él.

Según cuentan las mujeres que han podido disfrutarlo, probablemente es uno de los orgasmos más bellos de todos los que se puedan tener; es profundo, sienten cómo se acerca lentamente, como se va apoderando de ti sin prisas, penetra cada vez más adentro, pueden llegar a sentirlo en todo el espacio interior que hay entre la vagina y el corazón y dura más que ninguno; algunas mujeres dicen que gozaron durante más de tres minutos.

La experiencia me dice que, cuando más internos y escondidos son los puntos que estimulamos, más profundos son los orgasmos y conectan mejor con la esencia femenina, con el alma de mujer. Este orgasmo, pues, es el más indicado para sentir la unión del cuerpo con la tierra y del sexo con el alma y con el cielo.

Nadie discute la calidad de un orgasmo de clítoris o de punto G, pero todas estaréis de acuerdo en que es más fácil, rápido, intenso, sexual y placentero; aunque por el hecho de no penetrar tanto en tu interior, haciéndote vibrar y sentir muy especial, no te sumerge en un estado tan especial de paz, libertad y felicidad profunda.

La primera observación es que no todas las parejas pueden alcanzarlo, la profundidad de su vagina o la longitud del pene no siempre son las adecuadas, aunque las vaginas y penes adecuados (la gran mayoría) tampoco lo consiguen porque pasan de largo. El típico vaivén del pene en la vagina, que tanto gusta a muchos hombres, el “meterla hasta el fondo” de otros, son grandes enemigos de este tipo de orgasmo.

El cérvix está en el fondo de la vagina, pero a su alrededor hay una hendidura muy extensible (cul de sac) que permite cobijar penes de gran tamaño, cuando pasan de largo. Cuando es debidamente estimulado, el cérvix se despierta y siente de forma lenta, progresiva, ascendente, mágica, casi extática. Un pene de tamaño estándar debe de entrar despacio, sintiendo y procurando reconocer su camino, hasta llegar a tocar (con la suavidad con que va entrando) el punto; si sigue avanzando el pene pasará de largo y se cobijará en el cul de sac.

Cuando el pene siente que ha llegado a este punto debe pararse, dejar de embestir, de dar vaivenes y concentrarse en el placer de sentirse abrazado, cobijado por la vagina… aunque rompa algunos esquemas; esta pasividad es muy excitante y puede generar orgasmos muy intensos en el hombre. La mujer puede abrazar, absorber el pene de su hombre con contracciones voluntarias de su músculo pélvico (Pubo-coccíneo), si quiere volverlo loco de placer. He comentado que hablaría de los orgasmos femeninos de cérvix, no de los masculinos, pero hago este inciso para que los hombres se animen, por que vale la pena.

Cuando el hombre ha llegado a este punto, deberá quedarse quieto, empezar el ritual de ir despertando esta zona al placer; lo primero que hará el hombre es respirar, calmarse y estar por ella, poniendo toda la atención en la punta de su pene, sobre esta delicada y sensible zona que es el cérvix. La intención es primordial, nuestra energía sexual debe de ir acumulándose en el glande masculino, en su punta… y esta energía debe irse proyectando hacia el útero de la mujer, su femenino más sagrado, creador, donde están o estuvieron sus ovarios, óvulos, menstruación, ciclos lunares, donde sus arquetipos femeninos danzan entre una niña y una diosa que juegan a ser madre, hechicera, amante o guerrera. La energía debe de proyectarse hacia su interior como si fuera un haz de luz (Lingam: vara de luz). Aunque en principio el hombre ignore todo esto debe poner consciencia de que está tocando la zona más sagrada de la esencia femenina.

Cuando él ha tomado consciencia y ella ha sentido que algo especial y maravilloso está ocurriendo en su interior, el hombre empezará a moverse muy suave y lentamente, acariciando, dando leves toques, estableciendo un sutil movimiento circular a la punta de su pene, mediante ligerísimos movimientos de cadera. Estas caricias despertarán en la mujer, un placer que irá subiendo de forma lenta y profunda; la sensación de liberación, casi de éxtasis que precede a este orgasmo propiciarán un fin maravilloso, y los espasmos de placer de ella casi seguro llevarán al hombre a otro orgasmo más poderoso de lo que ahora, sin saberlo,  pueda imaginarse.

Estos orgasmos también pueden procurarse con el dedo corazón (el más largo) de la mano derecha (la más masculina) siempre y cuando podamos alcanzar la zona. Si hacemos una ligera presión, con la mano izquierda, sobre su pubis, haremos bajar ligeramente su matriz y con estos dos movimientos del dedo y la mano podremos proporcionar este orgasmo a nuestra pareja.

Sé que hay juguetes que están diseñados para este punto, pero la sutileza y delicadeza de su contacto dependerá de una mano que no sabe exactamente sobre donde y cómo actúa el juguete; personalmente creo que este punto tan especial prefiere piel con piel.

“…había perdido la noción del tiempo, sus besos, sus caricias, contacto, palabras, sonidos… , me habían embriagado, en mis devaneos soñaba con un hombre-dios capaz de hacerme suya y hacerme sentir su pasión, su respeto, su adoración por mi persona, por mi cuerpo y por mi sexo cada vez más húmedo; pedía a gritos que me penetrara, que me poseyera y me hiciera sentir ser su mujer y su diosa, quería su sexo erecto y deseaba sentir en mis entrañas su hombría y masculinidad, acompañándome en mi dulce muerte, donde mi sueño me haría volar muy… lejos.

Mi hizo suya, penetrándome con firmeza, mirándome a los ojos y diciéndome con pasión: así… ya eres mía… me encanta… estate quieta, voy a metértela hasta el corazón, hasta el alma… mis ojos se humedecieron de emoción, era él, mi hombre y mi dios, follándome como a una diosa… mis labios temblaban húmedos, abrazando su hombría, mi corazón palpitaba loco deseando sentir su pene, su Lingam fundiéndose en él.

El muy cabrón se quedó quieto mirándome, suspirando, respirando, respirándome… empecé a sentirlo en mi interior, se movía muy lento, acariciando con su pene, muy suavemente, este lugar sagrado de mis entrañas que me hacían sentir lo que jamás había sentido… su calor me iba llenando, su suave vaivén mecía mi alma y mi cuerpo, cerré los ojos y me dejé sentir, llevar… empecé a temblar muy dentro de mí, sentía subir por mi espalda una sensación muy agradable y poderosa… mis entrañas latían al ritmo de mi corazón… algo empezó a girar dentro de mi… dios mío, ¿qué me estás haciendo? dije. Mis pensamientos desaparecieron, mi cuerpo estaba a punto de estallar de placer y mi alma, no sé, quería emprender un vuelo hacia las estrellas…

Sentí que me decía… respira, respira, no tengas prisa… respiré… y sentí como mi cuerpo se volcaba hacia dentro, se perdía, desaparecía, moría de placer… me vi llena de luz, estallando y fundiéndome con las estrellas, volando cabalgada por mi potro-dios…

Nunca me había sentido tan libre, tan diosa, tan mujer, tan hembra… bendito seas tu y tu polla-Lingam sagrados. Gracias mi dios.

Que podáis disfrutarlo y no os impacientéis si no lo conseguís a la primera, todos somos principiantes y deberemos aprender a sentirlo antes de vivirlo, aunque seguro que practicando os lo pasaréis divinamente!!!

Ignasi Tebé
Terapeuta, escritor y educador sexual. Tel 667 761 640
Facilitador de cursos y talleres para Hombres, Singles y Parejas
www.ignasi-aurea.com

viernes, 23 de octubre de 2015

Sanación sexual tántrica

El Tantra, también conocido como Sexualidad Sagrada es una forma de entender la vida, muy distinta a la que hasta ahora hemos estado viviendo. Para esta filosofía, el masculino y el femenino lo llenan todo y la sexualidad y el placer se derivan de su unión sagrada, que nos llevará, progresivamente, al Éxtasis y como consecuencia a la felicidad y al amor verdadero.

Por ello dentro de esta hermosa y poderosa forma de vivir, la salud tanto física como emocional tiene una importancia primordial. No se puede alcanzar la felicidad completa si en nuestro cuerpo o en nuestra alma hay viejas heridas que nos bloquean la energía y nos impiden fluir. Tenía que ser el Tantra con su delicadas y espirituales formas de hacer el amor, el que a través de los distintos tipos de masaje, del contacto entre energías, entre almas, entre cuerpos… encontrase otras formas de sanar a Hombres y Mujeres de estos daños, muchos de ellos relacionados con formas incorrectas de vivir la sexualidad.

Por ello en esta hermosa filosofía el sexo de la mujer recibe el nombre de Yoni (Templo sagrado de la diosa) y el sexo del hombre el de Lingam (vara de luz que ilumina el Templo). Es desde esta consciencia íntima de lo físico (muy terrenal) y de lo sagrado (muy divino) que la sanación tántrica se puede transformar en una realidad y obrar el milagro de la conexión interior y de la armonía entre cuerpo y alma, entre sexo y éxtasis.

En el mundo del Tantra, la Shakti (diosa) que canaliza la sanación a través del masaje, de la energía sexual y del placer, es conocida como “Dakini” y su equivalente masculino, el Shiva (dios) es conocido como “Daka”.

En esta filosofía, el masculino (en su máxima expresión el Macho-Hombre-Dios-Shiva) admira, contempla, honra, adora y ama al femenino (Hembra-Mujer-Diosa-Shakti). El femenino al sentirse honrado, confía, pierde el miedo y se entrega, rinde y ofrece al masculino. Ante semejante entrega, éste ama la belleza y la desea y con el consentimiento y deseo de ella la ama, la penetra y la llena de su amor.

A través de una actitud profundamente consciente y de un trabajo sensible y sintonizado con el otro, la Shakti-Dakini o el Shiva-Daka pueden sumergirse en dimensiones de la sexualidad sorprendentes y desconocidas y así crear espacios de cura y despertar espiritual que, incluso para ellos mismos, eran inimaginables.

Incorporar la consciencia del Daka o Dakini que ofrece el Tantra es uno de los “regalos” más especiales que un hombre o una mujer pueden recibir. Es como sentirse bendecido, sobre todo por los espacios iluminados y reveladores que se crean en esta comunión masculino-femenino.

Esta energía sexual sanadora procede de la unión de la tierra con el cielo, del masculino con el femenino, de la diosa-Shakti con el dios-Shiva, del placer orgásmico con el éxtasis sagrado. es una unión que se realiza en el interior del sacerdote-sacerdotisa (chamanes) sanadores y que procede de un nivel de consciencia superior, donde los cuerpos son el receptáculo del alma y las almas el receptáculo de los dioses.


En este nivel de consciencia, el Daka-Dakini es capaz de entrar en comunión con los sentimientos más profundos del alma del paciente y dejar que las palabras que fluyan por su boca y los movimientos de sus manos, mediante el masaje sagrado, sean un instrumento casi divino de sanación profunda.

El paciente, relajado y confiado, abrirá su alma ante la paz, el arte, la belleza, la sabiduría y el amor que está recibiendo de su Daka-Dakini, por ello su mente consciente o incluso inconsciente querrá eliminar de su interior aquellos obstáculos que le impiden sentirse libre de ser feliz, que le impiden sentirse plenamente amado, comprender el amor en toda su profundidad, alcanzar el verdadero placer sexual, abrirse a la felicidad y lograr el éxtasis liberador que le haga sentirse humano y divino a la vez.

El Daka-Dakini, sana al sexo opuesto (o a veces al propio) a través de la conexión interior con su Shiva-Shakti sagrados, su arte, su técnica y su energía sexual. La energía sexual es una gran parte de nuestra energía vital, la que nos mantiene con vida y permite el milagro de nuestra existencia.

Durante nuestra vida (o incluso en vidas anteriores) y a través de algunas  de  las experiencias vividas, esta energía puede quedarse bloqueada y crear nudos energéticos. Esto dificulta o incluso impide que podamos disfrutar plenamente de todo nuestro potencial amoroso y sexual, ya que nuestro corazón y, con él, nuestros genitales, se contraen y dificultan que podamos gozar del sexo y del amor, en toda su plenitud.

El Daka-Dakini, siente esta energía de una manera consciente, conecta con su parte más intuitiva e instintiva, con su energía sexual más profunda y elevada y así puede llegar a sanar viejas heridas, desbloquear energías estancadas en el alma y cuerpo de su paciente y ayudarle a entrar en lo más sagrado y libre de su Ser.

Muy profundo y protegido dentro del yoni de la mujer está su Punto Sagrado (punto G), un lugar que puede producir el placer más intenso, tanto a nivel físico como psíquico. Puesto que es tan profundo y oculto, también es el lugar donde se almacenan todas las experiencias que nos han causado heridas asociadas a la sexualidad de cualquier origen. Si se persevera en el masaje de este punto, escuchando y amándolo tiernamente, este lugar herido en su interior sanará, y con ello las antiguas heridas del pasado. Y al sanarse de esta forma la mujer puede despertar en ella el poder de su diosa, algo que nunca había conocido antes.

Al igual que en la mujer, en los genitales del hombre también su Punto Sagrado (punto P) está oculto y además de poderle proporcionar intensos placeres y éxtasis orgásmicos, también almacena sus memorias negativas sobre la sexualidad. El masaje continuado de este punto, desde la conexión con el sentir más profundo del paciente ayudará a liberar y desbloquear las energías limitantes para devolvernos la libertad de vivir y gozar de la vida.

Esta sanación-liberación puede iluminar la vida del hombre y de la mujer en todos los aspectos, y permitirles el acceso a la Sexualidad Sagrada, donde orgasmo y éxtasis se funden y la consciencia adquiere una nueva dimensión.

Que el Amor os acompañe

Ignasi Tebé (ignasi.aurea@gmail.com)
Sanador, educador sexual y escritor.
Facilitador de talleres y cursos para Hombres, Mujeres y Parejas


martes, 6 de octubre de 2015

EN EL SALÓN ERÓTICO, LLORÉ POR TI

Estos tres últimos años he estado aportando pequeños talleres sobre diversos temas en el Salón Erótico de Barcelona, colaborando con nuestra familia de Sex Academy Barcelona.

Para los amantes de la auténtica sexualidad, no creo que éste sea un salón que la promueva. Para nosotros el sexo es natural, fresco, sano, alegre, divertido, juguetón, da placer, nos hace sentir libres, nos enseña cada vez que lo practicamos, nos permite la conexión íntima, nos acerca a los demás… nos lleva al éxtasis.

Para mí además la auténtica sexualidad acerca mis genitales, al corazón y los funde con el alma, puedo vivir una sexualidad plena, sin dejar de unir mi parte terrenal con mi parte sublime.

El sexo auténtico debería ayudarnos a sentir la grandeza de nuestra pareja sexual para honrarla, admirarla, sentirla, vivirla, gozarla, amarla… casi adorarla, aunque sólo sea durante el tiempo que dure la relación sexual. La pareja, en este caso (sea hombre o mujer) siente la confianza, la seguridad de no ser dañada, de no ser tratada como un objeto y se entrega, se rinde al placer que le estás ofreciendo, así ambos gozan y se abren a un orgasmo más intenso.

Los que me conocéis sabéis que no hablo con tapujos y que mi mente está abierta, pero en los escenarios del salón, en algunos stands, en algunos reservados… pienso que a los hombres y mujeres, se les trata únicamente como objetos sexuales. No vi ni sentí a ningún actor o actriz, tratar al o a los demás de una forma hermosa y digna. La mayoría del público asistente, tenia sed de un sexo, que reproducido en casa, puede ser devastador.

Lloré al sentir que todavía estamos haciendo del sexo, la mayoría de las veces, un espectáculo pornográfico donde no se hace el amor, donde no hay sensibilidad, ni algunos valores masculinos y mucho menos femeninos, donde se folla, se penetran vaginas o culos, se posee, se domina sin respeto, se chupan pollas o se lengüetean vaginas. Lo siento queridos lectores, pero a mí incluso el sexo duro me gusta con un poco de arte.

De todas formas sí que vi espacios donde se sentían los deseos y pasiones salidos de las emociones, con algo de sensibilidad y arte, donde la sexualidad era contemplada y vivida como algo distinto pero bello y sublime, ojalá éstos abundasen más y fueran más conocidos, el mundo cambiaría para mejor.

Quiero dejar este testimonio porque estoy a favor de la prostitución, de la buena pornografía, de los masajes con final feliz, de los locales swingers, del BDSM, de muchas filias, del fetichismo, de los juguetes y de… todo lo que nos aporte lindas formas de jugar y ser felices, pero desde el respeto a la persona, al género, a su cuerpo, a sus emociones y sentimientos.

Cuando termino de hacer el amor, me gusta poder mirar a los ojos de mi pareja y abrazarla, sin ningún temor, sin ninguna culpa, agradeciendo…

Ignasi Tebé

Terapeuta, escritor y educador sexual. Tel 667 761 640
Facilitador de cursos y talleres para Hombres, Singles y Parejas


martes, 29 de septiembre de 2015

DOMINIO / SUMISIÓN desde el Tantra

En el Tantra hay una serie de actitudes esenciales que son la base de toda la mística y espiritualidad de la sexualidad sagrada.

Cuando los amantes han construido su relación sobre la base del conocerse, de una buena comunicación, capacidad de resolución, confianza, acuerdos claros, libertad… y han creado su espacio sagrado, aparecen los valores esenciales del respeto y la honra hacia el otro/a.

Las viejas heridas del abandono, del maltrato, del autoritarismo, del control, desaparecen para dar lugar a un nuevo estado que nos hace sentir libres, sentirnos como en casa, sin miedos, sin temores, en la más absoluta libertad y confianza. Cuando uno de los dos amantes llega a este punto, Ama, Honra, Respeta y Adora… al otro. Ante esta actitud tan hermosa de confianza total, el otro/a normalmente reacciona entregándose, rindiéndose a su amante a su dios/diosa.

Es a partir de esta actitud que los juegos de dominio y sumisión pueden alcanzar su máxima expresión sexual, de pasión, placer, éxtasis y, sobre todo, de sanación entre ellos.

El que domina ama, respeta, honra, adora, se transforma en el facilitador de placer del que, voluntariamente, decide someterse. El sometido/a, ante tal actitud, se rinde, entrega, abandona y se hace vulnerable.

Las mascaras desaparecen, la autenticidad se hace presente, no existen más corazas… podemos manifestarnos, tal cual somos, sin disfraces, desnudos, como al nacer.

En esta actitud, el pasado y el futuro desaparecen, el presente nos inunda y un sinfín de nuevas sensaciones, emociones, hormonas… y sueños inundan nuestro ser; nuestro estado consciente cambia de vibración… somos más libres que nunca.

Lo casi imposible, tiene sentido:

“Has sido mío, me ofreciste tu libertad, decidiste entregarte a mi, te rendiste, te hiciste vulnerable… y me ofreciste tu debilidad, tus sombras, tu cuerpo, tus emociones y tu alma. Ante tu ofrenda sentí el mayor respeto que nunca había sido capaz de sentir; has sido mío… te rendiste a mi y yo me ofrecí para ser tu ama, tu dueña y proporcionarte todo el placer que tu fragilidad consciente se merecía; ambos nos hemos rendido… te relajaste y me ofreciste lo mejor de Ti, me diste todo… tu cuerpo, tus dolores y placeres, tus entrañas, tu sexo, pensamientos, emociones… tu alma.

Yo a cambio te ofrecí, no sólo mi respeto y amor, sino que me transformé en tu servidora de placeres, te torturé amado mío, con todo el amor de que soy capaz. Por ello te obligué a no mirarme cuando mis manos acariciaban tu santuario de placer, por ello te empujé contra la pared cuando te hice mío, por ello te castigué a lamer mi sexo, cuando supe que tenías sed de mi.

Ahora las barreras, las fronteras, los límites, los prejuicios, entre tú y yo, ya no existen… me siento libre, nos sentimos libres. Jugando hemos desvelado nuestros deseos ocultos… nuestros niñ@s se han manifestado descaradamente, no podemos ocultarnos… y, de vez en cuando, nos gusta ser así.

A ti, a veces te gusta ser dominado, castigado como si hubieras sido una niño malo, sin dejar de sentirte un dios y así poder hacerte grande ante los ojos de mi cuerpo y de mi alma. Por ello ante tus travesuras, tu masculinidad, tu belleza, armonía, madurez… no puedo hacer nada más que rendirme, adorarte, inclinarme ante ti y con lágrimas en los ojos dar gracias a la tierra y al cielo por haberte traído aquí y ahora. Eres tú, eres tuyo y por ello, ahora que te amo sin límites ni condiciones, puedo decir que también eres mío. Desde este amor, dominándote, haciéndote mío, te honro como jamás lo hice con nadie.

Yo, a su vez, qué quieres que te diga,… ante tu grandeza, ante ti,… me rindo,  sin condiciones, sé que nunca me harás daño, porque nuestro amor está por encima de todo ello, sé que nos amaremos hasta el infinito en este presente fuera del espacio y del tiempo, seré toda tuya y gozaré con ello, porque sólo deseo perderme en ti y dejar de pensar para Ser, para Sentirte, para Fundirme y Comulgar contigo.

Este vacío, esta pérdida de identidad propia, este anhelo de pertenecernos… nos hace libres, nos desapega de lo material y nos eleva a lo universal… donde materia y espíritu conviven y son la unión del Femenino y del Masculino, del Yin y del Yang, del todo en Uno, en Nosotros, en el Todo.”

Me encanta ser “Nosotros” y así sentir, más intensamente, que Somos.

Ignasi Tebé

Sanador, educador sexual y escritor
Facilitador de talleres y cursos para Hombres, Mujeres y Parejas
Contacto: conexion@ignasi-aurea.com ó tel.: 620969845

martes, 15 de septiembre de 2015

TU CUERPO EN MIS MANOS

Estabas ahí, cubierta por las flores de un pareo que sólo escondía tu desnudez. El ambiente era cálido y sensual, lámparas de sal, una vela, incienso de cannabis, una copa de vino tinto … música de Deva Premal, tu y yo.

Puse mi mano firme entre tus piernas, tomando tu sexo entre mis manos con seguridad y mucho amor, con la otra agarré tu cabeza y te dí un ardiente beso de los que quitan el aliento… me dijiste no se qué y te callé la boca con otro beso… todavía no, te quiero tanto que me gustaría hacer interminable este momento, te dije; abriste los ojos implorando placer… lo siento señora, todavía no ha llegado su hora, paciencia…, susurré con una mirada picarona.

Llevábamos semanas hablando de este masaje, pero nunca hallábamos el momento para disfrutar lo que tanto deseábamos; ahora, por fin, nos habíamos dado el permiso y queríamos sentirlo con todo nuestro cuerpo, con pasión y con alma.

Los dos, dándonos la mano, cerramos los ojos para entrar juntos en conexión con este momento. No sé lo que pensaste o sentiste, pero yo le pedí a mi Ser que guiara mis manos, mis dedos, todo mi cuerpo, para que supiera proporcionarte el abanico de sensaciones, emociones…  y los distintos momentos de placer que tú y tu alma estabais deseando.

Me incorporé, te besé con mucha ternura, acerqué el aceite y los pañuelos de papel (sabía que los pedirías) y, mirándote a los ojos, empecé a tomar consciencia de mi respiración y de mi esencia. Te ofrecí una copa de vino y con toda tu lujuria le diste un pequeño sorbo, relamiéndote los labios. Me hiciste sentir un juguete tuyo, sentí que me tenías… yo era el masajista, tu dador de placer y, sin embargo, antes de empezar ya dominabas mis instintos. Volvimos a relajarnos, te tumbaste de nuevo, poco a poco dejaste de reír y te entregaste a mi.

Estabas con los ojos cerrados, tu cuerpo y mi alma, respirando muy suave, más hermosa que nunca, deliciosa… se despertó en mi algo desconocido al verte así, tan rendida, tan confiada, tan mía, quizás era respeto, admiración… te honré, te sentí mi mujer y mi diosa.


Coloqué mi mano izquierda sobre tu frente y la derecha sobre tu pubis, sentí mi energía masculina viajar hacia tu vientre y ascender hasta tu cabeza, respiré, respiramos… los dos, sin darnos cuenta, conectamos a través de nuestros pulmones y sentí que el masaje ya podía empezar. Subí el pareo hasta tu pubis y, colocando aceite sobre mis manos, me dispuse a acariciar tus pies; sentí cómo te estremecías al sentir mis cálidas manos sobre tu piel iniciando el ansiado masaje.

Jugué con tus pies, con tus hermosos deditos, acaricié tu planta, me dejé llevar y presioné algunos puntos, sentía tus suspiros de aprobación y de placer, levanté tus pies para besarlos, lamerlos mientras acariciaba con todos mis sentidos tus tobillos. Inicié un viaje por tus piernas… cómo me gustan, largas moldeadas, ágiles, tan finas y sensuales… cuando subía por tu entrepierna, haciéndote sentir las delicias de tu piel, olí tu oculto sexo, deseando hacerme con él… pero ahora la reina eras tu, yo solo era tu proveedor de placer… me gustó esta idea, me relajé y me entregué a ti de lleno.

Realmente no lo recuerdo todo, pasé de largo tu sexo, retiré del todo el pareo y, untándote de aceite, seguí subiendo por tu vientre, conectando con tus entrañas de mujer, sintiendo tu poder en mis manos. Lo besé, mientras posaba una mano sobre tu sexo y la otra sobre el corazón, tocándote el pecho. Me sentí morir de amor, creo que mis ojos se mojaron y fue entonces cuando mis dedos y manos, brazos y medio cuerpo empezaron a danzar sobre tu preciosa desnudez, subían por los costados casi sin tocarte, rozando… acariciando tu cuello y volvían por el centro… cada vez más cerca de tus senos, sintiendo tu placer que también era mío, embriagándome y transformando mi locura en una danza sensual, donde sentía tu cuerpo y lo que él me decía, donde tu alma me hablaba, tu niña quería seguir jugando y tu diosa me abrazaba.

Rocé varias veces tus pezones, justo para ponerlos erectos y gozar de tan linda visión, sabes muy bien cómo me gusta verlos así, acaricié un poco tu sexo pasando por tu punto de placer, calentándote, haciéndote estremecer, sabiendo que querías más, mucho más…

Volví a tapar tu cuerpo y me senté cómodo para acariciar tu cabeza y tu cara, quería disfrutar de tu rostro, de tu pelo, de tus sabrosas mejillas, besar tu nariz, tus párpados, dedicarle mimos a tus sienes, lamer tus orejas… perderme en tus labios, mentón, cuello… nuca… te estremeciste varias veces… se me iban las manos hacia tus pechos y pezones, provocándote suspiros, gemidos y alguna palabra obscena de exigencia, ¿lo recuerdas?... no me provoques o te ataré y será peor; te callaste y dije, quitándote el pareo, date la vuelta mi amor.

Tu espalda era una visión tan exquisita que sentí vibrar e hincharse mi sexo dentro del pantalón, puse tu mano sobre él para que supieras lo que estaba sintiendo… tu gemido no me dejó lugar a dudas. Saboreé la exquisitez de tus curvas, tus suaves y redondeadas nalgas, tu entrepierna, muslos, pantorrillas… eché un chorro de aceite desde tu cuello hasta este culo que me vuelve loco y antes de que se desparramara empecé a acariciar tu desnudez lasciva, la espalda desde la nuca y los hombros hasta los guiños que me hacían aquellos lindos hoyuelos justo donde la espalda empieza a llamarse de otra forma. Me encanta hacerte sentir la pasión que despiertas en mi, jugué con mis dedos contando tus costillas, acariciando tus vértebras desde la primera hasta la última, presionando sobre aquellos puntos, en tus nalgas que te hacen sentir, suspiraste con fuerza… te estabas liberando de tanta presión, tu ritmo cambió, sentí dentro de ti la libertad, puse mi mano sobre tu culo, mi dedo medio sobre tu ano, acariciándolo suavemente y mi otra mano jugó rozando tu espalda, nuca, cabeza… sintiendo la danza de tu energía emergente en tu interior; tras unos minutos noté tus convulsiones de placer, aumentando a cada instante, vi cómo te arqueabas y, exhalando un grito, temblaste de abajo hacia arriba; lo gocé sintiéndolo en todo mi cuerpo, llorando tu plenitud, respirando… siguiendo tu proceso, escuchando tus lágrimas.

Nos quedamos así unos minutos hasta que lentamente recuperaste tu ritmo, antes de darte la vuelta te sonaste la nariz y secaste las lágrimas y, cuando vi tu cara, el que lloró fui yo; eras la mujer más hermosa que nunca había visto, tu cara era casi de niña, tu mirada mostraba un alma iluminada, tus labios me pedían un beso. Así nos quedamos unos minutos, besándonos y acariciando tu cuerpo, esta vez sí, con toda la intención de hacerte tocar el cielo. Cerraste los ojos, tu respiración empezó a acelerarse, tu corazón latía con fuerza, tu sexo pedía placer.

Mi mano izquierda jugó con tus pechos, pezones, barriguita; mientras, mi diestra acariciaba y jugueteaba con tus húmedos labios, sabía como hacerlo y te gustaba; poco después, cuando introduje mi dedo en busca de tu punto sagrado de placer, pegaste un brinco, estabas muy excitada, notaba claramente este punto en la yema de mi dedo, lo acaricié, lo rodeé, lo presioné… mientras mi pulgar e índice jugaban con tu clítoris travieso, dibujándolo, asiéndolo con ternura, con más presión… sentía que te estabas volviendo loca, yo sudaba como si estuviera follándote con toda la pasión del mundo… empezaste un tipo de gemidos que no dejaba lugar a dudas… tu orgasmo estaba cerca. Cambié a un ritmo más lento, te quejaste, te besé… déjame hacer, te dije, sellando tu boca con un ... Y lentamente te acompañé hasta la cima del éxtasis, viendo y sintiendo tus oleadas de placer… el orgasmo iba llegando despacio, iba a ser de aquellos tan especiales, tan maravillosos; cuando intuí, en la calma, que estabas llegando a la cima, volví a cambiar el ritmo, esta vez más rápido… tres segundos y gritaste tu victoria, que se prolongó hasta casi perder el sentido; en aquel instante te imaginé viajando con tus alas por un espacio de éxtasis sensual, hecho de luz, de mucha paz y mucho amor… te sentí libre, muy tuya.

Cuando volviste en ti, lentamente saqué mi dedo de tu interior, relamí tus sabores, te estremeciste, te miré y, con lágrimas en los ojos, te besé…

Gracias amada mía

Ignasi Tebé
Terapeuta, escritor y educador sexual
itebe3@gmail.com o llamar al 667761640

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viernes, 22 de mayo de 2015

LA AUTÉNTICA SEXUALIDAD, el camino hacia la felicidad - 1

¡Qué locos somos los humanos, que siempre andamos buscando fuera de nosotros, lo que sólo podemos encontrar dentro!

Hemos estado buscando durante siglos la forma de ser felices, de prolongar nuestra existencia, de sanar todas las enfermedades, de ser más sabios y tener más conocimiento, de convertir el plomo en  oro y muchos más poderes a través de fórmulas o de pociones medievales.

A estas búsquedas que hemos hecho leyenda, se les ha llamado Arca de la Alianza, Piedra Filosofal, Santo Grial, Elixir de la vida, Cuerno de la abundancia, Lámpara mágica, etc., grandes temas para literatos, músicos, artistas y cómo no grandes éxitos en el cine de este siglo.

¿Qué buscábamos tan enardecidamente los humanos y qué seguimos buscando todavía en la actualidad?

Buscamos la felicidad terrenal: el rejuvenecimiento, la salud, la riqueza, el sexo… la inmortalidad. También buscamos la sabiduría, el conocimiento, la respuesta a todas las preguntas, la comodidad, el confort… y algunos también buscamos la paz interior, la luz, el vacío, la armonía, el equilibrio…

Pero realmente ¿existe algo mágico que nos lo pueda proporcionar todo o casi todo?

Hay grabados antiguos muy curiosos sobre tal conocimiento; os invito a buscarlos en Google, puede que os sorprendáis; encontraréis innumerables páginas, artículos, trabajos y teorías que hablan de estos misteriosos elementos, de esta varita mágica, de esta fórmula magistral…

La humanidad pocas veces ha buscado en su interior las grandes respuestas; como es arriba es abajo, macro y micro cosmos…, dualidad, ley del péndulo, subpartículas atómicas, positivo y negativo, yin y yang, masculino y femenino… quizás por este camino estemos más cerca de respuestas que podamos aplicar, utilizar y vivir, sin necesidad de encontrar la Piedra Filosofal.

La auténtica sabiduría en occidente fue escondida para la gran mayoría, nunca interesó que el pueblo fuera sabio, ni a las religiones, ni a los gobiernos, ni ahora al gran capital… la sabiduría tuvo que esconderse y camuflarse de muchas formas para pasar más o menos inadvertida o parecer inofensiva.

En oriente también se camufló y ocultó para una gran parte del pueblo, pero se mantuvo menos corrupta en el seno de algunas filosofías de vida y religiones, por ello muchos buscadores, han encontrado más respuestas a sus preguntas vitales, en oriente que en occidente.

En el andar de la vida y, gracias al Tao, al Zen… y al Tantra de oriente, estamos empezando a comprender que en la danza de las energías masculina y femenina, están encerrados la mayor parte de los misterios que no terminamos de comprender. La misma creación es fruto de estas energías, la Madre Tierra la representante del Gran Femenino, El Padre Cielo del Gran Masculino, tierra y cielo se necesitan, se buscan, se desean…

El sol, la luna, los cuatro elementos (tierra y agua femeninos, aire y fuego masculinos), toda la naturaleza y sus criaturas somos la mismísima expresión de esta dualidad del masculino y el femenino.

En nosotros hay las dos polaridades, tanto en los hombres como en las mujeres, en su equilibrio y armonía aparece la danza que une estas dos energías, dentro y fuera de nosotros mismos, entonces empieza a manifestarse la Gran Obra (la Piedra Filosofal).

De la reconciliación verdadera de estas dos polaridades manifestadas en nosotros mismos y en nuestros semejantes, aparece una nueva forma de vivir, una forma de ser y de sentir mucho más completa, que nos acerca, paso a paso, a las grandes aspiraciones y búsquedas de la humanidad.

Estas dos polaridades aún en proceso de reconciliación, al ser distintas, se atraen y su atracción es tan fuerte que no solo crearon el Universo que conocemos, sino que como humanos seguimos siendo portadores de ella.

¿Os imagináis un mundo donde esta atracción además de sexual, fuera vital, intelectual, emocional y por qué no espiritual y que, como humanos, empezáramos a salir de la vulgaridad a la que nos han sometido y así elevar nuestros cuerpos, placeres, emociones y almas hacia un nivel mucho más armónico?

Hacer el amor con nuestra pareja, sintiendo lo que ella siente, acompañándola a la cima de su placer, ofreciéndole mucho más que nuestros genitales, todo el cuerpo, corazón y alma, mirándola a los ojos, respirando a su ritmo, comulgando energéticamente con ella, llenándola con nuestra luz, llevándola sin prisas a sentirse humana y a la vez divina, transformando sus orgasmos en éxtasis, elevando su humanidad a la categoría de divina…

Mucho he buscado… pero el camino más corto, hermoso, placentero, saludable y completo que he encontrado, es lo que nosotros llamamos “Auténtica Sexualidad”.

Una sexualidad consciente donde todos podamos vivir, gozar, sentir y evolucionar hacia niveles superiores de consciencia.

Seguiré hablando de esta Auténtica Sexualidad en próximos artículos.

De todo corazón,

Ignasi Tebé
Sanador, educador y escritor sexual
Facilitador de cursos y talleres para Hombres, Mujeres y Parejas.
Contacto: 667 761 640 o conexion@ignasi-aurea.com

martes, 28 de abril de 2015

SEXO SENTIDO: con olor

Tanto para los hombres como para las mujeres, el olfato, en el mundo del sexo, seguramente es nuestro sentido más animal.
Si bien no vamos por la calle oliendo los genitales de los demás (a más de uno le gustaría), en nuestras relaciones íntimas, casi el 80% de las personas respondemos sexualmente frente a ciertos olores que nos calientan el cuerpo, nos suben el deseo o nos mojan… los labios.
Volvernos locos recorriendo el cuerpo de nuestra pareja, con los dedos, con los labios, con el cuerpo y sentir todas sus texturas, sus formas, sus rincones, su suavidad y firmeza, su temperatura,… y sus olores, es el juego que todos los buenos amantes, salvo en momentos de sexo rápido, fogoso y salvaje, utilizan para calentar y calentarse, para sentir, para abrir su corazón, alterar sus hormonas y despertar el deseo de hacer el amor, de follar, de perderse y fundirse en un orgasmo maravilloso y liberador.
Los olores y fragancias de nuestro cuerpo, de forma inconsciente cuando estamos siendo recorridos, curioseados, mimados, por nuestra pareja, le están revelando muchísima información sobre nosotros y si ésta es de su agrado, su cerebro empezará a generar hormonas que harán que su deseo vaya aumentando progresivamente. Hay partes de nuestro cuerpo que huelen más intensa y sexualmente que otras y conocerlas hará que queramos jugar con ellas.
¿Habéis probado, casi seguro que sí, a besar a vuestra pareja, lentamente, desde la cabeza a los pies, por delante y por detrás?. Dibujar el cuerpo deseado con nuestros labios (cercanos a nuestra nariz) y saborear, oliendo sus ojos, sus orejas, su boca, su barbilla, cuello, bajando poco a poco y sintiendo cada parte, hasta llegar a los dedos de las manos, jugar con ellos un rato… el contorno de sus pechos, sus pezones (esto también vale para hombres),… su ombligo, sus ingles, su sexo, sus pies,… su nuca, su espalda, sus nalgas, su culo, su ano,… cada parte generará en nosotros y en el otro oleadas de sensaciones y placeres distintos.
Poner la cabeza sobre el bajo vientre de nuestra pareja, cerrar los ojos, sentir su respiración, besarlo poco a poco, besar su pubis,… sentir su olor, respirarlo y perderse en sus matices, es un placer tanto para el que lo está haciendo, como para el que lo recibe; dedícale un tiempo,… es casi una meditación, donde la honra, la adoración, el deseo y la pasión se funden.
Es gracias a este olor, de algunas partes de nuestro cuerpo (aliento, sudor, axilas, perineo, sexo,…) y a las feromonas (sustancias producidas por nuestros cuerpos, mezcla de hormonas, sudor, olor a la piel,… y que son captadas por nuestra nariz en el órgano vomeronasal), que sentimos la excitación y despertamos al deseo y la pasión.
Hay olores que relajan, otros que refrescan, los hay que nos sirven para evaluar a la pareja, que huelen a sano o a enfermizo, a fuerte o a débil, que huelen a antes, a durante y a después, olores que excitan,… nuestro cerebro tarda menos de un segundo en identificar los casi 10.000 aromas que tenemos registrados. Si pensamos que gran parte de la atracción sexual responde a nuestra química (hormonas, flujos, transpiración, saliva,…) podremos comprender la importancia del olfato en la sexualidad.
También conviene saber que ciertos condicionamientos culturales pueden inconscientemente catalogar ciertos olores y privarnos de sus estímulos. Nuestra cultura todavía rechaza bastante  este sentido tachándolo de sucio y de mal gusto cuando de sexo se trata.
Una persona que se ducha a menudo, que está sana y come equilibradamente, hace un mínimo de ejercicio y bebe suficiente líquido, no tiene porque oler mal. El olor natural del cuerpo es muy excitante; lo eliminamos o mitigamos mediante el baño o lavados diarios y hasta lo ocultamos con fragancias artificiales. Obviamente no deberíamos camuflar tanto nuestro olor, ya que el olfato detecta la química sexual y pone en marcha nuestros deseos.

También hay olores externos a nosotros que nos pueden ayudar: el café, chocolate, canela, rosas, jazmín, cedro, sándalo, ylang ylang entre otros, sean en forma de perfumes, aceites para masaje o inciensos nos pueden ser de gran ayuda.
Hay una  investigación exhaustiva de la Dra. Ingelore Ebberfeld sobre el olfato y el sexo que nos aporta datos muy curiosos. Según sus estudios, en las relaciones sexuales el 76,4% de los hombres y mujeres  se sienten sexualmente estimulados por ciertos olores y éstos pueden tener fuentes muy diferentes, como ilustran estos datos:
-          Olor corporal sin perfumes: 48’4%
-          Olor corporal con perfumes: 45’8%
-          Olor íntimo (zona genital): 31’9%
-          Olor después del sexo: 29’8%
Otros olores (axilas, pecho, ropa, ano,…) van descendiendo en importancia.
Los amantes del buen sexo sabemos que el olor forma parte de la danza sexual en la que, sea de forma suave y delicada o impetuosa a veces, nos sumergimos. También sabemos que cuanto más te apasiona tu pareja, nuevos olores, con un sinfín de matices, irán apareciendo para hipnotizar a los amantes.
En nuestras relaciones de sexo oral, evidentemente se mezclan casi todos los sentidos, pero nadie se atreverá a negar que el olfato es uno de los más importantes, los olores más íntimos (incluido el de la menstruación), en plena excitación sexual, se transforman en fragancias exquisitas; el flujo vaginal, el líquido preseminal, el mismo semen, el sudor y olor de nuestros genitales puede embriagarnos y llevarnos a un éxtasis de placer ilimitado.
Cuántos de nosotros después de una buena sesión de sexo, hemos estado oliéndonos los dedos y relamiéndonos de gusto.
Que gocéis cada vez más de vuestra nariz y de los olores de vuestros cuerpos.

Ignasi Tebé
Sanador, educador y escritor sexual
Facilitador de cursos y talleres para Hombres, Mujeres y Parejas.
Contacto: 667 761 640 o conexion@ignasi-aurea.com