He hablado
con ellas muchas veces, creo que empiezo a saber lo que es, como loco que soy
me atrevo,…
Llevábamos más de media hora
de besos, caricias, susurros, abrazos mágicos,… yo ya me había perdido entre
tus brazos, dedos, labios, cuerpo y ahora estaba llena de calor, por fuera y
por dentro, empezando a temblar y con la sensación de estar mojando la cama.
Sentía palpitar mi corazón como una loca, mi mente
nublada y pensando yo qué sé,…. mis labios ardiendo de besarte y del deseo de comerte,
mis pezones a punto de explotar porque tus caricias, pellizcos, besos, tu
lengua, me estaban llevando al delirio de ser tuya.
Qué me estás haciendo cabrón, no me hagas esperar más,…
quiero ser tuya, que me tomes, me penetres, me poseas y me hagas sentir tu
polla en mi sexo … y gozar la locura de ser mujer y diosa a la vez, entre tus
brazos, abrazándote con mi cuerpo, perdida pensando en ti.
Pero tu, no tienes prisa, sabes que me estoy corriendo y
vas paso a paso, con tu calma, disfrutándome, sintiéndome, hablándome,
poniéndome cachonda y rabiando de ganas de tenerte y de que me tengas. Tu
respiración, tus palabras, tus besos, tus caricias,… ahora ya en mi sexo, son
lentas, sensuales, pervertidas y exasperantes,…
Te deseoooo, entra ya cabrón, fóllame de una puta vez, no
me hagas esperar más,…
Hasta ahora me había tenido con su brazo izquierdo de almohada,
acariciándome el pecho izquierdo y con su mano derecha y piernas,
envolviéndome, acariciándome, haciéndome palpitar, anhelar y ahora acariciando mi
sexo; por fin, ahora, despacio y sin prisas fue cambiando de postura, hasta
colocarse encima mío.
Su vientre y su sexo sobre el mío, sus brazos estirados
levantando su pecho y mirándome dulcemente, con una sugerente sonrisa en sus
labios. Me besó apasionadamente durante unos minutos, mientras su vientre
iniciaba un vaivén, que al rozar enardecía mis genitales y los mojaba
deseándolo dentro, una de sus manos jugaba con mis pechos, me acariciaba la
cara, me abrazaba y me hacía sentirme toda suya.
El muy jodido además tenía un pico de oro y sabía con sus
palabras ponerme a 1000,… quiero hacerte mía y follarte,… serás cachonda… mira
como te mojas,… y parecías una santa,… te encanta ser guarra,… me gusta tu
sabor,… le gustaba acariciar mi sexo con
sus dedos y lamérselos como quien lame un helado, despacio y gozándolo, luego
me besaba para que notara mi sabor mezclado con su saliva,…
Se tumbó completamente sobre mi y con sus manos me agarró
con fuerza las caderas diciéndome pronto serás mía… quiero estar dentro tuyo y
perderme,… apoyado sobre sus codos me acariciaba ahora los pechos, ahora la
cara y el pelo, ahora me agarraba con fuerza,… todo sin dejar su excitante
vaivén de cadera, pene y huevos acariciando mi sexo y elevando mi locura hasta
empezar a gritar… tómame ya,.. quiero ser tuya,.. fóllame de una vez,… sin avisar, hizo un pequeño
movimiento y me metió todo su sexo hasta el fondo.
Me arqueé de pasión y grité, ¡¡¡cómo te deseaba!!! inició
un suave vaivén unas veces más adentro, otras más superficial, no sé lo que
hacía pero me estaba sabiendo a gloria, me rozaba por fuera y por dentro, sabía
como hacerlo, sentía mis jugos fluir dentro de mi sexo y mi músculo del amor,
empezaba a hacer de las suyas. Empezó a acariciar suavemente mi ano y esta zona
tan sensible de alrededor y mi locura fue subiendo, mi sudor cayéndome por la
frente y lubricando todo mi cuerpo, sus besos haciéndome olvidar todo menos
este instante de placer y amor, mi corazón acelerándose tras cada acometida,…
estaba a punto de estallar y el señor decidió pararse, para empezar a acariciar
con su sexo las más íntimas profundidades del mío.
Me miró, volvió a lanzarme una de sus perversas y a la
vez dulces sonrisas y con una calma pasmosa empezó no sé que ligero movimiento
de cadera que hacía que su pene rozara suavemente mi sexo más profundo. Estaba
rendida, a su merced, a la merced de un dios follándome con lujuria, pasión y
mucho amor,… yo me sentía diosa, mujer, toda una hembra,… la sensación era de
vértigo, de caída hacia el infinito, mi mente empezó a nublarse, dice que
mascullé no sé qué palabras, en mi vientre el calor empezó a llenarme, oleadas
de sensaciones placenteras iban y venían buscando un camino de salida, a punto
de estallar,… de repente sentí morir, lancé un grito con toda mi escasa fuerza
y me dejé llevar por todas las sensaciones de mi cuerpo, corazón y alma y dejé
de existir palpitando entre oleadas de placer, sintiendo como toda yo estaba
estallando y saliendo de mí, volando,…
Muerte, silencio, luz, paz profunda y un bienestar
inexplicable, todo está bien, es perfecto, yo soy así, aquí y ahora, nada más,…
Una suave melodía de colores danzando al ritmo de mi
éxtasis, ¿formas femeninas?, ¿la esencia masculina hecha luz?, ¿sonido de
estrellas, música de las esferas?, siento mi alma danzar y veo la suya con su
intensa luz acercarse, acariciarme, unirse a mi, fundirse en mi,… ¿qué está
pasando?,… no lo sé, quisiera seguir muerta y perdida en este instante, este
eterno instante, donde solo sé que soy una conmigo misma, con él, con todo, soy
luz, soy amor,… soy sexo.
Gozar de mi sexo quiero hasta el fin de los tiempos…
Ricardo Alas