jueves, 14 de junio de 2012

Me gusta vivir

En pleno siglo XXI, con miles de conflictos pendientes de resolver: caída del sistema, guerras, epidemias, enfermedades, hambre, pobreza, crisis, fanatismos de todo tipo, petróleo, nucleares, contaminación, calentamiento del planeta, especies en extinción y un larguísimo etcétera, hablar de la “alegría de vivir” puede sonar como mínimo a locura.

A lo largo de mis años he ido descubriendo que un exceso de cordura no es nada saludable, el punto de locura adecuado puede ser no sólo estimulante, sino que puede hacernos avanzar por senderos menos concurridos y descubrir aspectos novedosos en nuestra existencia.

La vida, como tal, puede ser considerada de muchos modos, de forma fatalista:

Algo inevitable
Qué remedio, toca vivirla
Qué fastidio
Valle de lágrimas
Trabajo y sudor
Dolor y enfermedades…

O también podemos contemplarla de otras formas más positivas:

Una gran experiencia
La gran oportunidad
Una hermosa forma de aprender
La aventura más maravillosa
Un camino hacia…

Para un verdadero buscador, alguien curioso que no cesa de hacerse preguntas sobre sí mismo y todo lo que le rodea, vivir es una oportunidad genial para aprender, para crecer, para evolucionar y para crear y construir a partir de nuestra experiencia y la de nuestros ancestros, un mundo nuevo donde el goce y la alegría sean nuestra vida.

Si nos adentramos un poco en nuestro interior, la razón de la vida adquiere una nueva dimensión: Vivir es una gran oportunidad para poder evolucionar hacia nuestra consciencia y desde ella ir avanzando hacia el origen de nuestra razón de ser.

El Hombre (Adán – Eva) decide desde la libertad y desde este plano tridimensional, un camino físico (cuerpo – mente – alma) desde donde redescubrir todas y cada una de las cualidades de la divinidad de donde procede, desde la dualidad, desde los opuestos, desde las grandes leyes primordiales, para después de reintegrarlas en su ser consciente, iniciar el camino de regreso hacia su origen esencial.

Este camino de ida y vuelta es la propia vida, o las múltiples vidas según muchos, pero esencialmente es un andar paso a paso hacia la Luz de donde procedemos.

Evidentemente este camino no siempre es agradable y fácil, tiene contratiempos puestos (inconscientemente) por nosotros mismos, a fin de aprender de verdad de todos ellos. De todos es conocido que aprendemos más de los fracasos y dificultades que de los éxitos. Enfermedades, muerte de seres queridos, contratiempos económicos, errores personales, separaciones matrimoniales, roturas sociales, accidentes, pérdidas, etc., no las veamos como un fin (mal de muchos) sino como un medio del que podemos aprender; si algo estoy aprendiendo últimamente es a saber prescindir de estos “males” sin dejar de avanzar, éste es el objetivo que quiero transmitir en este artículo.

Para avanzar en el sendero de la vida, ya no es necesario el sufrimiento, los tiempos están cambiando, unos hablan de nueva era, otros de este año 2012, otros preferimos seguir avanzando cada día en este camino, lo cierto es que empiezan a haber muchas personas que desde la alegría, desde la felicidad, desde el amor, la prosperidad, la salud, están avanzando y muy deprisa por cierto.

Para aceptar el reto de que “la Vida es alegre”, hay que cambiar muchos viejos paradigmas, hay que afrontar nuevas creencias, hay que ser atrevido, valiente y saltar a una nueva forma de ver, sentir y vivir la propia existencia.

Si Soy, siento, vivo y actúo de forma saludable, atraeré la Salud hacia mi, las enfermedades importantes no existirán para mi, solo sufriré pequeños desarreglos relacionados con desajustes personales míos, de los que aprenderé y que corregiré.

Si Soy, siento, vivo y actúo de forma abundante y generosa, la prosperidad, la riqueza, el dinero se sentirán atraídos hacia mí.

Si vivo y siento como el dios que soy, seré feliz y la vida será alegre para mi.

Ponerse en la vibración adecuada, sentir la sonrisa de las estrellas, aspirar el aroma del campo, amar a los compañeros del autobús, saludar a los vecinos, dar gracias al camarero, ayudar a cruzar la calle, cantar bajo la lluvia o gozar con nuestra pareja,... nos empezará a dar el toque esencial para poder empezar a hacer de vuestra vida, todo un disfrute, para empezar a sentir de verdad, la “alegría de vivir”

Ignasi