viernes, 5 de julio de 2013

Hombre de mis sueños,…


Hombre de mis sueños, ¿dónde estás?

Siento tus brazos cogerme con fuerza en mi debilidad, tus manos firmes cogiendo las mías cuando voy a tropezar, tus dedos acariciarme dulcemente y haciéndome sentir el placer de ser amada.

Veo tus ojos mirarme con ternura, llorar de amor y de alegría, sentir en ellos la paz, la dulzura, la fuerza, el fuego y tu deseo ardiente que quiere hacerme tuya.

Eres distinto a lo conocido, fuerte y dulce, tranquilo y apasionado, dócil e indomable, viril y femenino,… ¿qué tienes que tanto te deseo?

Te necesito Hombre mío, deseo sentir tu fuerza, tu protección, sentirme segura a tu lado, deseo sentirte compañero y amigo, vivirte y desear sentir tus deseos de poseerme, de hacerme tuya con toda tu fuerza, tu vigor y tu ternura.

Amante misterioso capaz de sorprenderme a cada instante, de robar con tu mirada mi desnudez, de quitarme el pudor y hacerme sentir, hembra, mujer, deseada, poseída y… amada.

¿Dónde estás hombre de mis sueños que tanto te deseo y tan difícil eres de encontrar?

Oler y acariciar tu cuerpo deseo, rozar con mis dedos tu pecho, sentir crecer tu sexo, beber de ti anhelo, sentir tu calor dentro de mi, acariciarte, estrujarte, tenerte, poseerte, hacerte mío y robarte lo que nadie pudo, tu hombría, tu virilidad y por un tiempo, hacerlas mías.

Quiero dejar mis armas guerreras y ser una contigo, en un amor sin límites, en un amor con deseo pero sin posesión, en un amor libre pero con entrega total, en un amor sin condiciones,… amigo del cielo, y adorarte, sintiéndome tuya, sintiéndote mío y rendirme estando segura.

Hazme sentir mujer, protégeme, dame tu hombría, regálame tu masculinidad, dame seguridad, trátame como a una niña y deséame como mujer, adora mi cuerpo y deséame, respétame pero no me temas y cuando me veas rendida a tus pies, ríndete tu también y ámame, siéntete dentro de mi como yo cuando te tengo, toma mi corazón y dame el tuyo, fúndelos y haz uno de solo para los dos.

Quiero ser una contigo y sentir que ambos, unidos, caminamos juntos por el sendero de la vida, riendo, cogidos de la mano y jugando a hacernos travesuras toda la eternidad.

Hombre de mi vida, ¿dónde estás?

Ricardo Alas (otro ensayo desde mi femenino)