domingo, 21 de diciembre de 2014

Dulce despertar

Sonó el despertador, eran las 9 de la mañana, el primer día de vacaciones para los dos, con la sensación de no hay prisa, de tranquilidad…

Se dio la vuelta hacia mí y sin abrir los ojos buscó el abrazo de cada mañana, era un abrazo especial donde quedábamos cara a cara, mi mano izquierda tras su cabeza y rodeando su hombro, mi mano derecha sobre su espalda y mi pierna derecha sobre su cadera.

La sentía respirar, probablemente saliendo de su sueño, la miraba embelesado, sintiendo en mi interior la ternura, el amor, el deseo que despertaba en mí, su contacto, su presencia. Empecé a besarle suavemente la frente y los párpados cerrados, acariciando su cara, recorriendo suavemente su espalda; apretándola hacia mí para sentirla más dentro de mi alma.

Abrió los ojos y, al verme mirándola, rió como una niña que al despertar encuentra su peluche favorito entre sus brazos. A su edad, en este instante, parecía una niña alegre y con ganas de jugar. Empezó a besarme con pequeños besos en toda la cara, como hacen los niños cuando les entra un ataque de amor, me dejé querer y al cerrar los ojos sentí aquella mujer, a su niña y a su diosa amándome.

La abracé fuerte y empecé a acariciar su cuerpo casi desnudo; recorrí su espalda, el valle de su cintura, la loma de su cadera, la lujuria de sus nalgas, bajé hasta donde llegaba mi mano, justo detrás de las rodillas, subía por su entrepierna, ascendía por su costado… me perdía en el laberinto de su cuerpo.

Ella no paraba de besarme, ahora más como mujer que como niña, sus labios buscaban los míos, su lengua quería jugar con la mía, su respiración y la mía iban al compás, se puso cara arriba completamente. El brazo que tenía debajo de su cabeza llegaba a sus preciosos pechos y con el brazo libre podía hacer lo que quisiera. Me paró un instante y se quitó la tentación que llevaba para dormir, ofreciendo a mi vista y tacto el apreciado regalo de su desnudez.

No paré de acariciarla, besarla, poseerla con mis manos, con mis labios, con mi alma, hasta que llegó a su cima de placer y se desbordó en un ahogado grito, anuncio de un sentido orgasmo; lo sentí en mis dedos y en mi alma, porque mi cuerpo se estremeció en el mismo instante, mi corazón se aceleró al ritmo del suyo y aunque no eyaculé, oleadas de placer y vacío llenaron mi cuerpo, vaciando mi mente.

Unos minutos de silencio, solos con la música de fondo de nuestro acelerado respirar y con los latidos de nuestros corazones. Volvimos poco a poco a la normalidad… miradas, sonrisas, besos, caricias… mi sexo respondió rápido, ella lo miró y me dijo “me encanta verlo así”, cambió de postura y se dispuso a besar mi cuerpo, a acariciarlo y hacerme sentir cada caricia como venida de algún mágico lugar, unas caricias que me hacían sentir amado, caricias que curaban, caricias de amor que me excitaban y daban ganas de vivir con toda la intensidad aquel momento presente, caricias que me llevaban a una progresiva locura de ser suyo, de darme a ella, de dejarme hacer y sentir.

Ella me amaba, lo sabía y lo transmitía, sus besos y caricias eran una mezcla de deseo, de honra por mi cuerpo, de adoración por mi esencia, de pecaminosa lujuria y del placer de sentir que, ahora, yo era suyo.

Me abandoné a ella y cerré los ojos, prefería sentirla que mirarla, mis manos la ayudaban a acariciarme, eran cuatro manos y su boca las que me estaban llevando a su locura de placer, sentí un ligero vértigo, una sensación que nacía en mi perineo, iba por los testículos y empujaba por salir, una parte por mi excitado pene y la otra perdida en mi espalda subiendo hasta hacerme perder el sentido cuando llegó a mi cabeza… Solo veía luz y colores, sólo escuchaba cascabeles y tintineo de estrellas, olía a sexo y a flores y en mi boca sabor a miel y a hembra.

Perdí la noción del tiempo, cuando abrí los ojos, la tenía a mi lado, medio incorporada, mirándome, sonreí besando a mi diosa y nos abrazamos y los dos sentimos que éste había sido un bello y “dulce despertar”.

Ignasi Tebé (ignasi.aurea@gmail.com)
Sanador, escritor y educador sexual
Facilitador de cursos y talleres para Hombres, Mujeres y Parejas