martes, 3 de febrero de 2015

TANTRA: El gran desconocido

Según el Tantra, el Universo nace de la unión cósmica de los principios femenino y masculino, el Yin y el Yang, recibir y dar, ser y hacer,…  la combinación de todo ello, hecha Amor sería la expresión de esta unión a nivel humano.
Cuando se menciona la palabra Tantra, muchas personas piensan en sexo grupal y desenfrenado, otras en una misteriosa y oculta práctica oriental y algunos lo asocian también a ciertas disciplinas esotéricas muy antiguas.
Ello se debe a un gran desconocimiento y a alguna mala publicidad que ha tenido últimamente en occidente.
Partamos de que no es Tantra todo lo que se dice. El sexo en si puede ser o no maravilloso pero muy pocas veces, desgraciadamente, tiene que ver con el Tantra.
Ciertamente, hay una parte del Tantra que se relaciona con la consciencia y práctica de la sexualidad sagrada, por ello en muchos países orientales y culturas ancestrales existen distintas tradiciones tántricas o formas de unir lo sexual con lo divino.
Ello no se da en aquellas culturas que han catalogado el sexo como algo que nos aleja de dios y lo han transformado en pecado, si no es dentro del contexto matrimonial o reproductivo.

Breve historia del Tantra

Los primeros registros del Tantra provienen de la India de hace unos 5000 años aproximadamente, aunque los verdaderos orígenes del Tantra se calculan en unos 8000 años aC., los pueblos  que habitaban los valles del Indostán tenían una visión del Cosmos y una concepción de la vida donde la práctica tántrica era una parte fundamental de la sociedad y de las relaciones.
Después de guerras y cambios sociales, algunos aspectos profundos del Tantra se fueron diluyendo (sobre todo, el “culto al femenino” que tan esencial es en el Tantra), aún así se conservó una gran parte de la esencia. Estas prácticas eran transmitidas y enseñadas en los templos y escuelas de la época, sobre todo a las castas superiores. Siglos después, la India fue invadida por el Islamismo, que se escandalizó con la indecencia de las imágenes, pinturas, textos y enseñanzas tántricas, lo que llevó a que éste se volviese mas oculto, hasta casi desaparecer por completo.
Los últimos vestigios importantes de una cultura, con cimientos tántricos, conocida en la India son las ruinas de Khajuraho.
En otras culturas también existieron prácticas tántricas diversas, pero en ninguna de ellas como lo fueron en la India.

La práctica del Tantra

En el Tantra, Shiva representa la esencia masculina, y Shakti la femenina, y cuando éstas se encuentran se produce una interacción armoniosa, vital y amorosa.
Como hombres y mujeres, cuanto más incorporamos, en nuestra relación, lo masculino o lo femenino, creamos una energía fascinante y mágica, así como profunda y poderosa, que genera la danza Universal de ambos sexos (Shiva y Shakti), infinita y eterna.
De hecho, la palabra Tantra (entretejido de energías complementarias, de origen sánscrito) ya nos indica que lo que se pretende es aprender a vivir (esta energía masculina y femenina) en cada momento del día y así experimentar y vivir más intensamente cada momento presente.
En el Tantra se busca compartir y explorar esta danza de las energías masculina y femenina utilizando todos los aspectos de nuestro ser: el cuerpo (sexo incluido), nuestra energía, nuestra capacidad de amar, los sentimientos y emociones, los pensamientos, la consciencia y, finalmente, el espíritu y el alma.
En este sentido, en el Tantra no se niega nada, ni se evita, ni se esconde; muy por el contrario, todo forma parte de esta interacción, y cada aspecto de nosotros mismos es invitado a participar en esta celebración, incluyendo nuestros aspectos menos evolucionados.
De ahí que el camino del Tantra es el camino de la aceptación de todo, y se busca incorporar y amar todas nuestras partes, dándoles espacio a la expresión y a la integración de lo humano con lo sublime.
Otro aspecto fascinante y maravilloso de la relación sagrada o tántrica es ver cómo, cuando la mujer potencia su diosa femenina (Shakti), está invitando al hombre a polarizarse en lo masculino, y, en la medida en que él incorpora su dios (Shiva) y ofrece su esencia masculina en la relación, va despertando a la diosa que hay en ella. Esta aportación mutua genera cada vez más alegría y más amor en la relación.
Esto crea resultados inmediatos en la manera de relacionarnos no sólo con la pareja sino con la vida en todas sus áreas, con el mundo en general, permitiéndonos desarrollar así los dones especiales que todos tenemos como hombres y como mujeres.
Experimentar y profundizar en el Tantra, el arte del Amor y la Relación Sagrada, y zambullirse en la consciencia que éste propone, puede ser la respuesta a muchas de las insatisfacciones, no sólo sexuales, que estamos viviendo en la actualidad.

Ignasi Tebé (ignasi.aurea@gmail.com ó tel.: 620969845)
Sanador, educador sexual y escritor.
Facilitador de talleres y cursos para Hombres, Mujeres y Parejas
Terapeuta, escritor y educador sexual

No hay comentarios:

Publicar un comentario