Estaba en la cama, entregando mi cuerpo a un dulce sueño, todavía sentía el
cosquilleo amoroso de su sexo dentro del mío, recién salido estaba y esta dulce
sensación mi cuerpo, mi alma, mi incipiente sueño, toda yo me llenaba, cerrando
los ojos, abrazando la almohada.
El no dormía en mi cama, la discreción a ello nos
obligaba, estaba en el salón, tumbado en el sofá, recién tapado con mi manta
blanca y suavemente acariciado con mi último beso de “buenas noches amor mío”.
En este soñoliento delirio lo sentí acercarse a mi y un
suave beso sentí en mi mejilla, era el beso de sus buenas noches, mi cuerpo
tembló y un suspiro lancé y el no perdió la oportunidad de estremecerme de
nuevo con sus besos y caricias.
Tumbada, panza arriba, a oscuras no sabía si estaba
despierta o dormida, cerré los ojos y me entregué a su caricia, a su pasión a
su osadía.
¿Era un sueño, realidad o fantasía?, ni lo sabía, ni lo
quería saber, solo deseaba sentir el placer de aquella fantasía nocturna hecha
realidad, para hacerla más real, empezó a acariciarme el sexo como si mi mano
fuera, buscando el desahogo y el goce en solitario como tantas noches en las
que no tengo su mano.
Su voz resuena en mi sueño y ya no sé quién me acaricia,
quién me hace sentir mujer, quién me hace sentirme deseada y poseída.
Me lleva atrevido a la realidad, mi mano llega hasta su
sexo para sentirlo crecer, para sentirlo agrandar, mezcla erótica de sueño y placer, fantasía o realidad, no lo
puedo creer.
Su boca a mi sexo se acerca, me quita las bragas y se
sumerge en él, lamiendo, besando chupando y haciéndome perder la noción del
momento.
Sus dedos juegan en el umbral de mi agujero oscuro,
entran suavemente en mi sexo y lentamente taladran mi culo, me siento llena y
empiezo a sentir al hombre que tantas noches soñé y nunca tuve sobre mi. Lo
sentía dentro, entrando y saliendo, jugando, me olvidé de su miembro y me
entregué loca a mi placer y a mi sexo.
Lo oía respirar, el muy jodido sabía trabajar, experto en
anatomía, conociendo cada rincón, despertando mi fuego, calentando mi pasión,…
¿qué siento en mi culo, en mi sexo y en mi ser? Ahora sólo siento placer,
siento su fuego, su alma, arder dentro de mi, calentura total, entrega a mi
hombre, sintiéndome mujer, hermosa, hembra, deseada y poderosa.
El fuego me empieza a subir, lo siento latir, palpitar
dentro de mi, jadeo, convulsión, placer sin igual, grito contenido, orgasmo,
temblor y… mucho amor.
Qué dulce follada me han hecho en la cama, amante
misterioso, oculto en la oscuridad, deseo volver a sentirte y que esta vez seas
de verdad.
Ricardo Alas (jugando otra vez con mi femenino)
Me encanta tu forma de sentir el lado femenino, creo que eres un amante muy especial.
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